Pobre Warren Betty. Quedará para los anales de la historia como el actor que se equivocó con un Oscar. En la explicación posterior, balbuceante, parecía dirigirse a su mujer. Y leerse en sus ojos: No Amor, no he sido torpe, fueron estos señores que me dieron el sobre equivocado. Y ella, desde el salón de casa, encendida, con las venas del cuello sobresalientes y el instinto protector disparado como todas las que tienen maridos o amantes mayores, culpaba a Faye Dunaway. Siempre a la otra. Of course. El espectáculo fue digno de la Cena de los Idiotas o de la Corte de los Milagros. Nadie se planteó utilizar ese irrepetible altavoz para otra cosa que no fuera lanzar al aire un mensaje que nace ya exhausto de si mismo. No pudo faltar la reverencia gremial a quien se siente ofendido por las palabras de alguien del que precisamente se mofan por su falta de inteligencia. Todos pertrechados con el lazo de turno, unidos para reír un nuevo chiste, manido, insulso, sobre su Presidente. La mejor película extranjera no fue recogida por su director para protestar por el suspendido veto de Trump. En su aplaudido discurso reivindicaba su ausencia como muestra de respeto a su país. Esperé que esto fuera el principio de unas palabras sobre la gravísima vulneración de derechos fundamentales en Irán, de la falta de libertades. Nada. El director mexicano recogió el premio y aludió a que ningún muro podrá separar a las personas. Qué maravilloso comienzo de haber continuado con una denuncia sobre que México es uno de los lugares en el mundo donde más se separa, cada día, a las mujeres de sus hijos, de su vida, por asesinatos y violaciones impunes, a los defensores del medio ambiente de su aldea, de sus bosques, con ejecuciones y desapariciones constantes. El director de la mejor película que narraba las dificultades que sufrió un chico homosexual en Miami, olvidó que por el ISIS son detenidos, torturados, arrojados de las azoteas por el mero hecho de serlo o parecerlo. Menos mal que siempre nos quedará el cine, pienso mientras recojo un ramo de mimosas, huelo a primavera, con una sonrisa feliz siento que se mueven mis pies, y tarareo City of stars, Are you shining just for me?.