Rodrigo, de 8 años, fue el primero en llegar, acompañado de su madre, a la explanada del polígono de El Nevero donde ayer estaban anunciadas actividades relacionadas con la educación vial. Acudió con su patinete y recorrió varias veces el circuito habilitado con señales de tráfico, para después participar en una charla sobre sistemas de seguridad en vehículos. Parecía estar atento. Según su madre, cuando van en coche, su hijo la reprende si aprieta demasiado el acelerador y si atraviesan el puente Real, le recuerda que no puede pasar de 50 porque está el radar.

Fundamentalmente a los niños y también a los adultos, estaban dirigidas las jornadas de seguridad vial organizadas por la Policía Local de Badajoz, que culminaron en El Nevero, donde la afluencia de público no fue la prevista, debido a las altas temperaturas que se soportaron. Era la forma de clausurar el primer curso académico organizado por el departamento de Seguridad Vial, en el que han participado 3.000 alumnos de 19 centros, así como de la universidad y personas mayores. Todos los conceptos impartidos se sacaron al exterior, con un parque infantil de tráfico, gafas simuladas de conducción con ingesta de alcohol, pruebas de alcoholemia y drogas, un taller de bicicletas y concienciación en el transporte público. Para el organizador, Santiago Barrantes, la educación es fundamental para cambiar comportamientos nocivos. «Uno se tiene que dar cuenta de la importancia de la salud, la suya y la de los demás». El mensaje se dirige a conductores, pero también a peatones.