Con la satisfacción del trabajo bien hecho y el deseo de que el año que viene no sea indispensable su apertura, ayer se clausuraron las actividades veraniegas de la tercera edición del comedor social de El Gurugú, que ha cubierto las necesidades de cincuenta niños durante los meses veraniegos. "Se pueden organizar muchas actividades, pero, por encima de todas, se coloca esta que realizamos con vosotros", manifestó durante el acto Emilio Vázquez, presidente de la Fundación Caja Badajoz, principal patrocinador de la iniciativa.

Ya han pasado los días de piragua, de visitas a los talleres de Castelar o de piscina. Estas son las actividades que los niños más han disfrutado según indica Inmaculada, una de las voluntarias. También de almuerzos. "Las patatas guisadas y los macarrones con chorizo han sido los platos que más han gustado a los niños", explicaron Celia y María José, cocineras del comedor.

Ayer fue el día de entrega de los regalos. Primero, un recuerdo conmemorativo a Emilio Vázquez, quien aseguró que lo guardará en un "lugar privilegiado" en su despacho. Después, sendos detalles a los representantes de los dos grupos de voluntarios (los de Don Bosco y los del Grupo Scout Pedro de Valdivia). También se hizo entrega de una mochila a tres de los niños que mejor comportamiento y más implicación han demostrado. Y, por último, se otorgó una cuartilla con su foto y un cariñoso mensaje a cada niño usuario del comedor.

Ricardo Cabezas, presidente de la Asociación de Vecinos de el Gurugú y organizador del proyecto, no escatimó palabras de agradecimiento. Primero a la Fundación Caja Badajoz, también a la veintena de voluntarios que han hecho posible que el proyecto llegara a buen puerto, a la Fundación Educa o a la Fundación Banco de Alimentos. "Aquí estaremos el año que viene si es necesario", finalizó.