A veces, la vida. Abriéndose paso entre pérdidas y caídas, entre revolcones y revoluciones, junto a ríos de melancolía y raíces de amargura. Te engañan las sonrisas, las lindas fotografías, el recuerdo de tiempos pasados, la esperanza de un nuevo día, las buenas comidas, una reunión de amigos, un regalo sorpresa, el sol después de dos meses de lluvia o los hijos que te escuchan. Pero la vida es ficción, ruptura, abismo y un funeral de muertos vivientes porque solo acumulamos tiempo difuminado entre lumbares heridas, inciertos análisis clínicos, una arruga, una mancha, un tic que antes no estaba ahí y un buen puñado de malas noticias.

Recibes una carta con una cita que te estremece o un amor que se pierde o un contratiempo a contracorriente o una llamada de teléfono para una urgencia, o una radiografía que te cambia la vida y, en ese instante, la razón se hace pedazos, se hacen pedazos los sueños, las alegrías, te entierras en vida, buscas sentido donde ya no quedan ganas y haces de tu cuerpo un contenedor de tristezas, un absurdo campo de batalla donde eres, al mismo tiempo, fuego y trinchera, enemigo y vencido, otoño y primavera. Donde los abrazos son armas y las armas se venden al por menor en cualquier supermercado de antidepresivos y calmantes que no pueden con este dolor del alma que te lleva a ninguna parte. A veces, la vida se desperdicia entre imposibles crucigramas y partidas de ajedrez donde juegas con negras y solo existen las blancas.

Es como una montaña rusa, aparentemente divertida, donde al final, siempre, vomitas. Puedes convertir tus actos en cortinas de humo y hacer de tus palabras falsas e ineficaces sesiones de coaching pero siempre vuelves a casa, donde te espera la realidad de un cuerpo que se apaga y un tiempo que se te escapa. Se han cumplido este mes 24 años de la muerte de Kurt Cobain, el líder de Nirvana, el referente de la generación X, aquellos que pulsamos por última vez el botón analógico y empezamos a usar internet. En su nota de suicidio, escribió sobre su odio a la humanidad, su grupo eral la banda sonora del apocalipsis y una de sus letras más significativas, Very ape, habla de las mentiras y contradicciones, de esa asfixiante sensación de estar enterrado. Fue Cobain quien dijo: «Nadie muere virgen…la vida nos jode a todos».