Miembros de la asociación de vecinos del Gurugú buscan cómo sacar de Los Colorines a unas 40 o 50 familias, que no soportan más la tensión de no poder salir de sus casas "porque se las ocupan", ni que sus hijos no puedan jugar en la calle, por temor a que les ocurra algo por el ambiente de violencia que hay en la zona, en manos de pequeños traficantes de drogas, según el presidente del colectivo, Ricardo Cabezas.

Estas son familias estructuradas, "gente honrada, trabajadora, que ve que no pueden salir los críos a la calle, ni ellos pueden dejar la casa sola". La tensión es tal que "hay familias en tratamiento psiquiátrico por el clima de inseguridad que genera la venta de drogas. La asociación intenta sacar a un grupo que ha solicitado el cambio de zona", manifestó el portavoz vecinal.

Cabezas señaló que esperan reunirse con el director general de la Vivienda para dar una solución a estas familias. En Los Colorines hay 196 viviendas, pero están también las 86 de la plaza Nicolás Díaz Pérez y las 200 de La Luneta, "son 500 viviendas sociales en un espacio muy reducido", explicó. Para él, la situación "es un polvorín, y los servicios sociales brillan por su ausencia, el ayuntamiento no hace nada, y sólo Bienestar Social participa en un programa de inserción que tenemos en la asociación".

El presidente de la asociación y los vecinos de la zona mantienen que es necesario acabar con Los Colorines. Así se lo expusieron al presidente de la Junta. La delegada del Gobierno les dijo que vería cómo abordar "un programa integral entre todas las administraciones".

Las familias citadas están dispuestas a salir, "pero a un sitio que no sea otro gueto", señaló el presidente vecinal. Y añadió que "no hay un seguimiento, está todo abandonado, nadie paga la comunidad. Con servicios sociales, sería distinto".