Sin ningún entusiasmo ni sorpresa han recibido los dos colectivos ciudadanos que luchan contra el exceso de ruido en el Casco Antiguo de Badajoz la información que acaba de someterse a exposición pública sobre el nuevo mapa afectado por la declaración de Zona Saturada de Ruidos, que se prolonga hasta el 2021. Para la plataforma ciudadana SOS Casco Antiguo y para la Asociación Contra el Ruido Espantaperros, da igual que se sumen y se resten algunas calles, pues lo que denota la renovación de este título es que el problema persiste por la concentración de locales de ocio, mientras que el ayuntamiento, en su opinión, no toma medidas para contrarrestar las molestias de los vecinos que viven en esta zona de la ciudad.

Luis Pacheco, de SOS Casco Antiguo, manifestó ayer que ya sabían que esta «tipificación vergonzosa» se renovaría porque el ayuntamiento no ha adoptado medidas adicionales desde el 2010, cuando se declaró por primera vez la saturación, salvo el anuncio de subvenciones para insonorizar las viviendas. Este colectivo elevó en su momento un informe en la Mesa del Ruido con propuestas de acciones, como la relativa a la recogida de basuras o el cierre de locales que incumplen el horario de apertura. «Es una vergüenza que tengamos un ayuntamiento que no haya sabido poner solución», reprochó el portavoz de esta plataforma. Irónicamente señaló que sólo les queda «comprar palomitas y sentarnos a ver la película El Carnaval es la excepción», en referencia a la polémica surgida en la última reunión de la Mesa del Ruido, de la que los dos colectivos se salieron porque el consistorio aprobó el bando del Carnaval antes de que se celebrase la mesa.

Pacheco recalcó que con la declaración de la Zona Saturada por tercera vez, se demuestra «su inutilidad», pues lo único que impide es que se puedan implantar más bares. Para este portavoz, el problema del Casco Antiguo es que por un lado, no existe presión de sus vecinos y, por otro, no hay un «plan B de regeneración del barrio», pues su recuperación se sustenta en la hostelería. «Sólo interesa una parte del Casco Antiguo como ruta turística y para comer bacalao dorado, nosotros no sumamos votos».

Tanto este colectivo como la asociación Espantaperros lamentan que el ayuntamiento no haya hecho caso al Defensor del Pueblo, que abogaba por reducir los horarios de apertura de los establecimientos públicos. José María Iglesias, de Espantaperros, apuntó que ellos habían propuesto ampliar el área a las plazas Alta y de San José. Iglesias también tiene claro que el problema es que es la tercera vez que se revisa la declaración de Zona Saturada y «el ayuntamiento no implementa medidas para solucionarlo». En este sentido, defendió que aunque la Junta haya autorizado una ampliación genérica del horario en Semana Santa, es el consistorio el que tiene que aprobarlo y dónde se aplica, en lugar de ampararse en que es responsabilidad del gobierno regional.

Por otro lado, esta asociación no está de acuerdo con que las mediciones de ruidos se hayan hecho en invierno, pues es en verano cuando más molestias se producen en las calles. Según este portavoz, la ley establece que se realicen en «los momentos más críticos». Se queja además de que ahora la Junta y el ayuntamiento hayan acordado incluir en el calendario el Alcazaba Festival, a finales de julio, sin tener en cuenta que no se pueden poner barreras a las ondas acústicas, que alcanzarán el área saturada y recuerda que el concierto dedicado a la música de los 90 se celebra en otras muchas otras ciudades, en todas ellas en recintos cerrados o feriales.

Ambos colectivos se muestran pesimistas sobre el futuro que depara a la zona y ponen sobre la mesa la posibilidad de acudir al juzgado porque al ayuntamiento incumple la normativa que los protege.