En el colegio Nuestra Señora de Fátima, en la Uva, se han pasado el curso trabajando para hacer realidad su sueño: tener el mejor colegio posible y alumnos con mayor éxito.

Para ello han tenido que romper con el modelo organizativo de la escuela tradicional y embarcarse en la aventura de convertirse en comunidad de aprendizaje, un proyecto de la consejería de Educación que desarrollan seis colegios de la región para atender la diversidad desde una escuela inclusiva en la que participa no sólo la comunidad educativa, sino el barrio y otros colectivos.

Así, no es raro encontrar en este colegio a madres, jubilados y universitarios ayudando en las clases, a niños en tertulias o a padres y maestros arreglando el patio.

"El fin es mejorar la convivencia y el respeto y así mejorar el rendimiento escolar", según José Alvarez, jefe de estudios del colegio, quien explicó que "el secreto de la comunidad de aprendizaje está en dar participación a todos y que los ciudadanos sientan el colegio como suyo, tomen decisiones y aporten propuestas. Los maestros no son los únicos artífices, el colegio es de todos, por eso hemos hecho un cambio de organización".

Este proyecto se gestó hace cuatro años y tras un periodo de formación y divulgación se puso en marcha hace dos cursos con la creación de grupos interactivos y tertulias literarias dialógicas en el aula, según Quintilia Méndez, la directora.

Los grupos interactivos se forman con cinco alumnos diversos que trabajan juntos en clase. Con esa diversidad se pretende que interactúen y los más rápidos ayuden a los que van más atrasados. Un voluntario, que suele ser una madre, un jubilado o un universitario, dinamiza al grupo y de esta forma se acelera el aprendizaje. "Cada quince minutos se cambia de actividad y se consigue así un alto rendimiento de trabajo", según José Alvarez.

En las tertulias literarias los niños comentan el libro que están leyendo. "Cada uno explica lo que le ha llamado la atención, se produce un diálogo y cada uno expresa sus emociones y lo que ha sentido". También hacen tertulias las mujeres del Centro de Promoción de la Mujer.

En este curso que ha finalizado se ha avanzado un paso más en la comunidad del aprendizaje, según la directora, ya que se han constituido las comisiones mixtas integradas por padres y maestros, que trabajan en mejorar las infraestructuras del colegio, la convivencia, el aprendizaje y en captar voluntarios.

Los frutos

El proyecto empieza a dar sus frutos, como se ha podido ver con la llegada de alumnos del colegio al IES San José, "que va a intentar poner en práctica una metodología similar. Han venido a informarse para ver si lo hacen en alguna asignatura", según Quintilia Méndez, quien califica esta metodología "muy motivadora. Reduce los conflictos".

Teresa Sánchez es madre de una alumna de segundo de Primaria y ayuda como voluntaria en la clase de Infantil a niños de 5 años. "No solemos entrar en las clases donde están nuestros hijos", explica. Tras dos años de experiencia, Teresa considera que es "muy positiva" esta forma de aprendizaje, "lo he notado en mi hija, que ha subido mucho de nivel".

Su labor en clase es favorecer que los niños se ayuden entre ellos, "y lo hago animándoles muchísimo y con cariño. Les digo que ellos me enseñan a mí".

Raquel Martín es una alumna de Educación Infantil de la Universidad de Extremadura que llegó por una asignatura y se quedó como voluntaria. No es de la Uva, vive en la Urbanización Guadiana, pero colabora una hora a la semana. "Esta es una oportunidad para los centros que no tienen las mismas oportunidades por determinadas circunstancias", señaló.