Los nombres que reciben las operaciones policiales suelen ser de lo más curiosos, insólitos e, incluso, ingeniosos. Algunas de las más sonadas han sido la Operación Guateque, Nécora o Malaya. ¿Están de fiesta, se van de pesca? Por supuesto son palabras en clave. Los mandos policiales aseguran que no hay nadie encargado de ponerle nombres a sus intervenciones. Surgen, con mayor o menor acierto, según la inspiración del momento y se ponen para diferenciarlas.

Con la operación "Jaula", realizada en Los Colorines, la policía no se rompió mucho la cabeza con el nombre: se acordonó literalmente el barrio. Nadie podía entrar ni salir, como una jaula cerrada. Todos los esfuerzos lo dedicaron, eso sí, a preparar una operación estudiada al milímetro desde hacía meses.

El objetivo era limpiar de droga y armas este peligroso y complejo barrio de la ciudad de Badajoz. El continuo y sabido tráfico de drogas que hay en la zona y los últimos tiros entre las familias dedicadas al narcotráfico, nos preocupaban a todos.

Sin embargo, los resultados no han sido los esperados. La policía define Los Colorines como un "hipermercado" de la droga y lo incautado más que a híper suena a pequeña tienda de barrio.

Sin embargo se consiguió otro efecto buscado. Y era decirles a los delincuentes que tanto la policía como la Guardia Civil, pueden y saben luchar contra el tráfico de drogas.

Pero la solución a los problemas de Los Colorines, va mucho más allá de poner a un policía detrás de cada puerta blindada.

Es evidente que los múltiples esfuerzos realizados hasta ahora para eliminar de este barrio la delincuencia y todo lo que se deriva de ella, no han dado sus frutos.

Y probablemente las soluciones no sean fáciles. Sobre todo si éstas se hacen de forma aislada. ¿Para cuándo una actuación integral en Los Colorines? La Delegación del Gobierno, la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz tienen que actuar de forma conjunta en la normalización de este barrio. Es el único camino.