Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl mantienen en su residencia-hogar de la calle Martín Cansado, número 40, el principal comedor social que hay en Badajoz. En él, cada día dan de comer entre 75 y 80 personas, mientras que un grupo de seglares de la misma orden mantienen otro comedor más pequeño, en la plaza de San Agustín, donde acuden de 20 a 40 personas los días laborales, pues cierra los festivos. En esas fechas, el primer centro sirve más 120 comidas, porque acuden al mismo los del segundo, según ha manifestado a este diario su responsable, sor Soledad Llamas Corrales.

Las Hijas de la Caridad llevan más de un siglo en la ciudad. En un principio, realizaban labores sanitarias en el antiguo Hospital Provincial, donde tenían un pabellón de comedor social y ropero. Hace 14 años que habitan la residencia-hogar de Martín Cansado, donde viven 15 hermanas, algunas ya jubiladas, con las que colaboran 35 voluntarias. En ella tienen el comedor, el ropero para facilitar vestido a quienes lo necesiten, y también el servicio de duchas, dos días a la semana.

El centro trabaja en coordinación con los servicios sociales, Cáritas y otras entidades y administraciones, para cotejar información y facilitar la búsqueda de soluciones a las personas que se acercan hasta ellas, ya sea buscando un lugar donde dormir, que ellas no proporcionan, vivienda, empleo o otro tipo de ayuda. A muchos de los que acuden al comedor se les hace un seguimiento para conocer su situación familiar y sus necesidades.

INMIGRANTES Soledad Llamas afirma que la mitad de los usuarios del comedor son inmigrantes, "que en cuanto tienen un poco de dinero o pueden pagar un alquiler compartido, no vuelven, aunque lo tienen difícil". Los demás, son personas necesitadas, algunas "que conocemos bien, aparcacoches, gente que duerme en la calle con cartones --explicó--, y son habituales".

También acuden "otros con problemas de alcohol y de drogas, que los pobres no pueden salir de esa situación, aunque intentamos ayudarles". Y mujeres en la misma o parecida situación o que ejercen la prostitución; "es muy difícil que encuentren una salida porque no tienen estabilidad y así ganan dinero fácil, aunque sea a costa de su cuerpo, de ellas mismas", señaló Soledad Llamas, que lleva tres años en Badajoz y no recuerda ningún problema significativo. Mujeres hay menos, pero hay".

El comedor abre cada día de una a tres de la tarde y a los comensales se les proporciona un bocadillo para la cena. Durante la Navidad, "en los días señalados hay algo especial y se les pone en la bolsa del bocadillo algún turrones o mazapanes". Ayer, día de Reyes, hubo un obsequio para todos. "Lo saben y vienen, lo esperan. El año pasado preparamos 100 regalos y se presentaron 120, así es que les dimos unos vales por el regalo y se les daba al siguiente, unos calzoncillos o camisetas".

FAMILIAS Y NIÑOS Además, proporcionan ayudas alimentarias mensuales a 35 familias de la ciudad que tienen a su cargo a personas mayores, discapacitadas o niños, "porque no queremos que los pequeños vivan este ambiente", dijo. "Les visitamos, vemos sus necesidades, que a veces son mayores con pensiones muy escasas, y se les proporciona la ayuda en alimentos crudos para que los preparen en casa".

Soledad Llamas expresó su agradecimiento "a las personas y a las instituciones que nos ayudan, ya que gracias a ellas podemos desarrollar nuestra labor; queremos agradecerles sus donativos y decirles que no nos olviden. Mire, el otro día vino un hombre y me preguntó si teníamos roscón de Reyes, le dije que no y respondió que no me preocupase, que ya se encargaba".