El comedor social de San Vicente de Paúl, en la calle San Pedro de Alcántara, recibe a diario a entre 50 y 60 usuarios, una cifra que se mantiene «estable» desde hace cuatro años, cuando se trasladó a estas instalaciones desde la calle José Lanot. Además de serviles comida caliente, estas personas recogen un bocadillo acopañado de fruta, leche o algún otro producto para la cena. El perfil de quienes acuden a este servicio se corresponde con personas de entre 45 y 60 años y la mayoría son hombres.

La despensa se llena mayoritariamente con los productos que llegan desde el Banco de Alimentos de Badajoz, a los que se suman donaciones puntuales de particulares y colectivos. El presidente del comedor, Antonio Tena, explicó que esa parte está «cubierta», mientras que la mayor dificultad es «cuadrar los números» para poder frente a los gastos de alquiler del local (900 euros mensuales), las nóminas de las dos únicas empleadas (la cocinera y la trabajadora social) y las facturas de agua, electricidad y gas.

En este sentido, Tena quiso hacer un llamamiento a los ciudadanos que deseen colaborar con una aportación económica para hacer frente a los costes de funcionamiento y mantenimiento del local. «Desde un euro hasta un cheque en blanco son bien recibidos», aseguró el presidente, quien insistió en que tienen que hacer «muchos números» para llegar a fin de mes. Ahora, estos gastos se intentan cubrir con las subvenciones que reciben del Ayuntamiento de Badajoz, la Fundación CB y la diputación pacense.

A quienes quieran colaborar en especies, Tena conminó a que donen embutidos y productos de higiene personal, como champú y gel de baño, pues son en estos momentos los que más se necesitan. Se pueden entregar en el comedor social de ocho de la mañana a tres de la tarde y, si es necesario, los voluntarios se desplazan a buscarlos en un vehículo. De hecho, gracias al Banco de Alimentos, tiempo disponen de una nueva furgoneta, que ha sustituido a la que tenían, «que estaba ya en muy malas condiciones».

CONTROL Y ESFUERZO / A pesar de las dificultades, el presidente de este comedor social aseguró que se han vivido «momentos mucho peores» y que con esfuerzo y «control en los gastos» consiguen que este proyecto siga adelante. También aprovechan campañas como las de la Navidad, cuando las donaciones se incrementan, para hacer «un colchón» que les permita sortear los meses en los que se reciben menos productos.

En el comedor también funciona un servicio de ropero los lunes y miércoles y desde el año pasado se imparte un taller de lecto-escritura dos días a la semana.

En el comedor social hay cerca de una treintena de voluntarias. Aunque son suficientes, el presidente abrió las puertas a todas las personas que deseen colaborar, a las que animó a visitar las instalaciones para informarse.

Tena realizó estas declaraciones durante el acto de entrega de una olla industrial (con 50 litros de capacidad) que ha donado el Grupo de Empleados de El Corte Inglés en Badajoz. Su portavoz, Antonio Rodríguez, explicó que, conscientes de la necesidad de este material por parte del comedor social, a iniciativa de este grupo, se instalaron unas urnas en las que los trabajadores han ido depositando sus donativos hasta alcanzar la cantidad necesaria para adquirirla, unos 600 euros. La intención de los empleados es continuar colaborando con otros proyectos sociales en el futuro.

«Estamos muy agradecidos por la donación de esta magnífica olla, que nos hacía muchísima falta, porque la que teníamos estaba desfasada y se había quedado pequeña», señaló el presidente del comedor.