Respeto mucho al comerciante, provengo de familias de comerciantes de Badajoz desde el siglo XIX. Admiro a estas personas que se levantan cada día con la ilusión y la incertidumbre de cómo se dará el día, cómo pueden mejorar sus ventas, cómo pueden atender y retener mejor a sus clientes, y en muchos casos cómo pueden seguir sobreviviendo o darle una vuelta a todo para adaptarse a los cambios. Y cuántas veces una mala racha se ha llevado por delante el patrimonio de muchos años de trabajo e incluso la salud y a la familia. Nadie como él sabe lo que le gustaría hacer, y es más fácil predicar que dar trigo. Creo que el comercio urbano es imprescindible para hacer ciudad. Sin comercio no hay vida en las calles.

Badajoz es una ciudad comercial y las crisis y los cambios de hábitos de consumo generan problemas graves de adaptación a muchas familias. Pero eso es consustancial al comercio. Todo cambio suele ser muy mal recibido por los que ya están funcionando y controlan la situación.

El Casco Antiguo y la calle Santo Domingo recibieron mal la irrupción de Menacho, cualquier nueva apertura importante es recibida como la muerte del comercio, ocurrió con Simago y Galerías Preciados, ocurrió con los hipermercados y después con el Corte Inglés, y ahora con el Faro, Leroy Merlin, Decathlon, el comercio electrónico y lo que pueda venir próximamente.

Pero la realidad es que en la mayoría de las ciudades los centros de ciudad han sabido encontrar su singularidad y capacidad de atracción comercial.

No hay fórmulas milagrosas, pero los manuales de los centros comerciales tienen algunas reglas muy estudiadas: Hace falta tener una oferta comercial agregada superior a 50.000 metros cuadrados, tener una accesibilidad próxima por automóvil y movilidad peatonal y desarrollar un plan colectivo atractivo de promoción y dinamización.

La gente ya no va a comprar, va de compras. Para comprar ya está internet. Hay que ofrecer una experiencia de ocio que invite a moverse y Badajoz tiene muchas condiciones para pasar un día completo aparcando el coche, paseando por la ciudad y comprando. Creo que no hacen falta muchas nuevas ideas, sino ejecutar las que ya conocemos.