Los compañeros de Anael, el niño de 13 años que el pasado 4 de junio sufrió dos descargas eléctricas en un transformador ubicado en el parque Padre Eugenio (La Viña), entre el Gurugú y la Uva, fueron quienes ayer alzaron la voz para reclamar un barrio «seguro y limpio». Lo hicieron en un acto organizado por el colegio Nuestra Señora de Fátima, donde estudia el menor herido, con el que profesores, alumnos y padres quisieron mostrarle su cariño y desearle su pronta recuperación. A la concentración, en el patio del colegio, asistieron los padres de Anael, que escucharon muy emocionados las palabras de los amigos de su hijo, así como otros familiares y representantes de los colectivos sociales de los barrios del entorno.

Cuatro alumnos tomaron la palabra, para en nombre del resto de la comunidad educativa, denunciar los riesgos con los que conviven a diario en los lugares donde residen y juegan: calles con baches, acerados levantados, alcantarillas sin tapas, barandillas rotas, bichos y maleza en los espacios públicos, farolas con el cableado al aire, pistas deportivas en mal estado, parques descuidados y con columpios estropeados y falta de iluminación. Fueron algunos de los problemas que enumeraron y para los que exigieron una solución urgente.

La emoción embargó a todos los presentes cuando un amigo del menor herido recordó que Anael estuvo a punto de perder la vida por «jugar como un niño» y que en otro barrio de la ciudad hubiera sido «impensable» que pudiera suceder algo así «porque los transformadores están bien cerrados», dijo. «Yo no tengo la culpa de que aquí haya más actos vandálicos, yo solo soy un niño que quiere hacerlo bien el día de mañana», añadió el escolar, quien reclamó que para ello necesita que el lugar donde vive sea seguro. Durante el acto también se quiso destacar la intervención de los bomberos y los policías locales que rescataron al niño tras quedar atrapado en el transformador, «porque gracias a ellos está vivo».

Los escolares llevaban varias pancartas de apoyo a su compañero, que continúa ingresado en la UCI de la Unidad de Quemados del hospital de La Paz en Madrid. Aunque su vida no corre peligro, según confirmaron sus tíos, Mikael Remedios y Fátima Da Fonseca, su estado sigue siendo grave, ya que tiene quemaduras en la cara, manos y cabeza, se le mantiene la respiración asistida y el riesgo de infecciones es muy elevado. Con él están una veintena de familiares, que duermen «en el suelo y furgonetas» porque no pueden hacer frente a los gastos que supone su estancia allí. En este sentido, los tíos del niño pidieron ayuda a la Junta de Extremadura y al ayuntamiento, para que le sufragen el alojamiento y la manutención, pues la recuperación de Anael «va a ser muy lenta» y deberán permanecer mucho tiempo en Madrid. «Pueden ser dos meses, tres o un año», lamentaron los familiares, quienes criticaron que la familia no haya recibido ningún tipo de apoyo pese a su delicada situación económica.

«Comen gracias a que desde Badajoz les mandamos dinero», aseguró Fátima Da Fonseca, quien se mostró muy indignada por la situación que vive su familia. En este sentido, los tíos del niño aseguraron que ahora lo «importante» es la recuperación de su sobrino, pero que en cuanto se encuentre mejor iniciarán las gestiones necesarias para llevar el caso al juzgado, porque quieren que se depuren responsabilidades. Según aseguraron ayer, existen «testigos y fotografías» que demostrarían que el transformador estaba abierto antes de que los niños jugaran allí. La Policía Nacional sigue investigando los hechos, según informó ayer.