Llegaron las semifinales del concurso de murgas del Carnaval de Badajoz y las agrupaciones se lanzaron a competir. Pasó ayer en las tablas del López de Ayala en una jornada que no dejó vencedores ni vencidos, si no a cinco grupos murgueros que sacaron lo mejor de su repertorio para conseguir un puesto en la final. Visto lo visto, y si el certamen sigue por estos derroteros, costará algo más que sudor.

Abrieron la primera semifinal los olímpicos de Los Camballotas, con el aval de una buena actuación en preliminares. Ayer se les vio concursar. Pero no en unas olimpiadas, sino en un teatro y a base de buenas canciones. Los pasodobles se los dedicaron al carnaval: el primero s su juego sucio y el segundo, sentido homenaje, a Chiqui, de Los Niños. "Guarda esta copla como un tesoro", resumieron. En la presentación pidieron que "confíen en este equipo". A la vista (y también al oído) está el por qué.

Los niños de la guardería de Al Maridi, murga que lucha por la siempre difícil tarea de revalidar título, también encandilaron al graderío. Su primer pasodoble, dedicado al bullying, tocó sensibilidades, más aún al tratarse de un tema de actualidad tras la carta de Diego, el niño cuyo suicidio cautivó al país entero hace apenas 10 días. Y en el segundo, lleno de ingenio, repasaron la situación política actual. Con todo, el mejor momento de su actuación llegó en el popurrí, donde desgranaron las desventuras municipales con Fragoso de testigo en la primera fila. Se lo tomó con deportividad el alcalde, que incluso bromeó después con algunas de las letras.

Llegaron entonces los gordos de A Contragolpe, con su grito de "¡Abajo el régimen!" por bandera y coreado por todo el López. Sonó convincente su primer pasodoble. "Antes que como futbolistas, los niños deben crecer como personas", cantaron. La denuncia la identifica cualquier amante del fútbol base del deporte rey: los niños ya sólo quieren hacer rabonas y se olvidan del sentimiento de pertenencia a un colectivo, a un equipo. Los cuplés hicieron reír mucho. En uno afirmaron que no le daban comida ni a su perro. Y, en el otro, de contenido sexual, volvieron a recurrir a "Sandrita". ¿Volveremos a saber de ella?

Tras el descanso entraron las ladigangas de Serendipity. La presentación sonó mejor que en preliminares, con más fuerza y más energía. Fue la viva prueba de que en semifinales se va a luchar, sin medias tintas. Su segundo pasodoble resultó, sin duda, el momento de la noche en el López. La agrupación se inventó una copla de las que te aminoran el ritmo respiratorio. Dedicada, aparentemente por sorpresa, a uno de sus figurantes que padece cáncer. Sus lágrimas sobrecogieron al López, que se puso en pie al unísono. Se recordará.

La primera semifinal la clausuró Los Mirinda y su tendido taurino. Lo mejor de la agrupación sigue siendo la puesta en escena y su capacidad para cantar desde el tipo, pero no se sabe si será suficiente. Los pasodobles fueron críticos; con la labor política primero, "que ha dejado muerta la democracia por su corrupción", y después con los responsables del terrorismo yihadista: los gobiernos de las potencias europeas y estadounidense. Tras los aplaudidos cuplés se despidieron desde el tipo. "Esta plaza por febrero vive su mejor faena".