Los compradores de los 154 pisos que la Inmobiliaria Municipal está construyendo en el Fuerte de San Cristóbal "se comerán las uvas" en sus nuevas viviendas. Así se lo dijo ayer el concejal de Urbanismo, Celestino Rodolfo, a un grupo de afectados con los que se entrevistó para conocer sus reivindicaciones, tras la protesta que protagonizaron en la plaza de España frente al ayuntamiento.

Los manifestantes eran pocos --apenas llegaban a la veintena--, pero ruidosos y consiguieron su cometido, que era que el concejal los recibiese. Llegaron con megafonía para que les escuchasen frases como "promesas cumplidas, no más mentiras" y también portaban pancartas en las que decían: "Celestino, en los pisos no nos comemos los langostinos" o "Chacón (Luis Chacón es el gerente de la inmobiliaria), en los pisos no nos comemos el turrón". Si se cumplen los compromisos del concejal, no será así.

Según explicó Celestino Rodolfo, el miércoles pasado hubo una reunión entre el concejal, el gerente de la inmobiliaria, la dirección facultativa de las viviendas y también el gerente de Ferrovial en Extremadura, Oscar Viñuelas, para ver la fecha en la que se pueden entregar los pisos, que aunque no se puede concretar con exactitud "todo apunta a que será antes de final de año", según el titular de Urbanismo.

Los afectados transmitieron al concejal el perjuicio que el retraso les está suponiendo. Muchos de ellos están pagando alquiler e incluso un guardamuebles y han pedido al concejal algún tipo de bonificación en compensación. Rodolfo se lo trasladará a los Servicios Económicos "aunque sé que ese tema es complicado porque se sentaría un precedente y con cualquier empresa privada que se retrasase el ayuntamiento se vería obligado a establecer bonificaciones". Sobre la posibilidad de reclamar a Ferrovial por el retraso, lo estudiarán los Servicios Jurídicos.

PARQUE Los afectados también reclaman que se derriben las casas viejas que perviven junto a los pisos, en el espacio que debe ocupar un parque, que según los futuros propietarios, nadie les comentó que se haría en una segunda fase. Sin embargo, el concejal aseguró que "ha habido un malentendido, porque hay documentos visados por el Colegio de Arquitectos del año 2000 donde se ve que aquello forma parte de la segunda fase". Pero a los vecinos les urge que se derriben esas viviendas para no convivir con unas ruinas. El concejal dijo que se hará cuando el proyecto de ejecución se apruebe "e intentaremos agilizarlo al máximo".

"A nosotros --insistió-- lo que nos interesa es que las viviendas estén cuanto antes construidas y entregadas" y señaló que aunque parezca que ahora todo sigue en obras, los pisos están prácticamente terminados.

Los propietarios se quejan además de que ahora les estén pidiendo que firmen un listado de cambios de calidades. Según el concejal, el propio contrato lo contempla, "como ocurre en todas las obras", pero "no han ido a peor, son calidades de igual o superior categoría". Para los afectados, sin embargo, no es lo mismo un suelo de granito que de mármol ni un pasamanos de aluminio que de madera.

Tras la reunión con el concejal, los vecinos no querían echar las campanas al vuelo, porque como decía uno de ellos, Antonio Salvatierra, "es una promesa más, otra fecha que nos han dado, esperemos que la cumplan y si nos tomamos las uvas haremos una fiesta en honor del concejal". Los propietarios seguirán quedando los domingos a pie de obra "para luchar por nuestra vivienda, que no nos ha regalado nadie" y dentro de dos semanas serán recibidos por Celestino Rodolfo para conocer la respuesta a sus demandas.