Aana Rosas Murillo de la Cueva, madre, empresaria, viuda y presidenta de la Asociación Contra el Cáncer en Badajoz desde hace 12 años, acaba de recibir una comunicación de la asociación nacional en la que se le invita a ir el día 27 de junio a Madrid, a recoger la Medalla de Honor de esa institución, por su labor con esta enfermedad. Ya tiene otra de Cruz Roja.

¿A qué debe esta medalla?

-- La asociación reconoce una labor positiva con los enfermos de cáncer y con los programas que se desarrollan en la provincia de Badajoz, para animarnos a continuar. Es un poco a la constancia. Comenzamos de cero y hemos desarrollado muchos programas, desde prevención a cuidados paliativos de enfermos terminales, pasando por diagnóstico y tratamiento psicológico a pacientes y familiares; con mucha formación e información.

¿Qué le llevó a esta forma de militancia social?

-- Cuando quedé viuda, me invitaron desde Madrid a hacerme cargo de la asociación en Badajoz. Ya colaboraba con Cruz Roja, que me dio también su Medalla de Honor, y acepté. Entonces partimos de cero. Merece la pena ayudar a los demás. Sólo con que hayamos salvado una vida en la detección precoz, o con tratamiento me doy por satisfecha.