Concha Corrales ganó la medalla de plata de salto de altura en los recientes campeonatos de España de atletismo veterano. Si no la nombré la semana pasada en esta misma columna dedicada a su marido, Lolo Unión , es porque Concha merece su propia columna. Ese tiempo de hablar de la mujer como apéndice, apoyo o soporte del marido ha pasado. Sé que quienes me leyeron y conocen a la pareja --que en Badajoz son muchos-- se extrañaron de que no la nombrara. Ahora queda despejada la incógnita. No me olvidé de Concha Corrales, no. Por el contrario. Sus méritos, no de ahora, sino de toda la vida, la hacen acreedora del reconocimiento individual que merece por ella misma. Otra cosa es que ella y Lolo forman una pareja preciosa y envidiable, logro conseguido por ellos al primer intento --por algo son plusmarquistas de la vida-- y que a mí me ha costado tres.

Y voy a mencionar de pasada, hoy, en la columna de Concha, a Lolo Unión. Porque en este caso la protagonista es Concha, porque a quien yo conozco de toda la vida es a Concha, y porque el conocimiento de Lolo me vino a través de Concha. Las Corrales forman parte del paisaje de mi más tierna juventud. Conocí adolescente a esta familia maravillosa llena de hijas, cuyo padre --tal vez de ahí le venga a Concha el gusto por el deporte-- era capaz, en aquel tiempo y con aquellas carreteras, de cruzar toda Europa en su pequeño utilitario, en un rápido periplo de ida y vuelta sin descanso, para asistir a una carrera automovilística. En Badajoz ha habido varias familias llenas de hijas que se hicieron famosas por diferentes motivos. Ahí están las Barrientos --empresarias, políticas, decididas--, o las de la Marta, bellísimas en aquellos años sesenta cuando eran --son-- de las mujeres más guapas de Badajoz.

Las Corrales eran una piña y tiraron por la sanidad y el deporte. Concha se convirtió en una profesional de enseñar y promover el deporte, y ha mantenido a lo largo de la vida esos rasgos, cada vez más infrecuentes, de la coherencia y la autenticidad.

El mérito de Concha Corrales es aún mayor, porque es mujer y hacer lo que ha hecho --ha sido pionera-- y llegar donde ha llegado le ha costado más trabajo. Por eso es doblemente extreordinaria .