"Mi experiencia es más cercana a vosotros de lo que os podéis imaginar, por eso espero que saquéis una lectura positiva después de hablar conmigo". Estas fueron las primeras palabras que dirigió el árbitro de Primera División e internacional Julián Rodríguez Santiago a la treintena de internos del centro de menores Marcelo Nessi que ayer participaron en una charla-coloquio en la que, además de hablar mucho de fútbol, dio tiempo para tocar otros temas.

Antes de que llegara el turno de preguntas, Rodríguez Santiago quiso contar una historia a los chicos. Era la de un niño que se crió en un barrio marginal vallisoletano, que tuvo que vivir de la caridad --junto a su madre y sus cinco hermanos-- cuando su padre enfermó. Un día leyó un anuncio en el que se informaba de la captación de árbitros y, "en lugar de irse a un descampado con sus colegas a no hacer nada", se inscribió. Con el dinero que ganaba arbitrando se pagó la carrera de Derecho, mientras "algunos de sus coleguillas estaban ya en la cárcel". "Ese niño se hizo mayor, y soy yo", reconoció al final de su historia este árbitro, que ha pitado más de 180 partidos en Primera División y 40 como internacional.

Rodríguez Santiago confesó a los chicos que su trabajo le ha llevado a estar en los cinco continentes, en los hoteles más lujosos y a conocer a grandes estrellas como Beckham, "pero lo más importante es que he logrado el reconocimiento y que mi familia esté orgullosa de mí", aseguró.

El árbitro puso un ejemplo muy gráfico a los alumnos para transmitirles que pueden reconducir sus vidas a pesar de los errores que hayan cometido. "Tenemos que jugar en el partido de la vida; os han sacado la tarjeta amarilla, pero no permitáis que os saquen la roja".

Varios de los menores que han participado en la competición de futbito que ha organizado el centro se sentaron junto a Rodríguez Santiago tras la charla para someterlo a un amplio cuestionario. "¿Te han intentado sobornar"?, fue la primera pregunta. "Nunca me han insinuado lo más mínimo", respondió tajante. Los internos supieron que tiene amigos entre los futbolistas, que considera a Zidane y Messi dos de los mejores jugadores y que una vez le llegaron a agredir en un partido. También les explicó que comenzó su carrera de árbitro en Extremadura y les regaló la camiseta con la que pitó un partido de Copa.