El teniente de alcalde Alejandro Ramírez del Molino, uno de los concejales con más responsabilidades en el equipo municipal de gobierno, suele tener respuesta para todo, todo lo que corresponda a las áreas que domina.

Cuando esta semana se le planteó el malestar de los feriantes por la falta de atención municipal, pues estuvieron varios días sin agua y otros pocos más sin contenedores y porque creen que las instalaciones del recinto no están enfocadas a su bienestar, Ramírez del Molino contestó en tono de extrañeza que las condiciones de los feriantes son las mismas que en anteriores convocatorias y que disponen de un área reservada para sus vehículos, con el acondicionamiento necesario.

Su respuesta no quedó ahí, sino que sintiéndose ofendido arremetió contra el colectivo de los feriantes y los acusó directamente de dedicarse a apedrear bombillas del ferial. ¿Está seguro de que han sido los feriantes? Su segunda respuesta fue que si no son ellos, es la gente que va con ellos.

La gente que va con ellos. Gentuza podría haber dicho. Apedrear un bien público es vandalismo y los vándalos son personas individuales, con nombres y apellidos, a los que se detiene cuando cometen sus fechorías. Todo un colectivo no puede ser autor de semejantes desmanes.