Ya era hora de que los auténticos responsables de recuperar para la ciudad el Hospital Provincial San Sebastián diesen un paso adelante concreto, aunque no le hayan puesto fecha.

Lo hizo la Diputación de Badajoz cuando presentó el plan director, que tantas críticas ha suscitado. Pero hay que reconocer que fue la primera apuesta en muchos años por dar vida a un edificio que lleva sin futuro demasiado tiempo, desde que el Gobierno central descartó la desorbitada idea de convertirlo en parador nacional.

Que ahora las tres administraciones se pongan de acuerdo para dotar de contenido a este inmueble --de momento parcialmente-- es la mejor de las posturas. Ya sabemos que nuestros políticos no dan puntada sin hilo. Si la semana pasada el presidente del organismo provincial, Miguel Ángel Gallardo, anunció que la Junta de Extemadura acababa de solicitar 2.000 metros cuadrados para reubicar en el antiguo hospital la Escuela Oficial de Idiomas, era porque ya existía un acuerdo. Se confirmó el miércoles con la escenificación de la convocatoria de prensa del alcalde, Francisco Javier Fragoso, con Gallardo para demostrar que esta decisión está tomada.

Ha sido ahora y no antes cuando se ha concretado. Por mucho que en estos momentos digan que así se contemplaba en el Plan de Infraestructuras Educativas que pasó por el Parlamento regional en septiembre, en aquel listado lo único que figuraba es que había un millón de euros para la Escuela de Idiomas de Badajoz. Era una cantidad muy inferior a los 4 que se destinaron en el plan anterior, cuando se anunció que este centro de formación se trasladaría al viejo colegio San Pedro de Alcántara, que se rehabilitaría para tal fin. Con esta rebaja sustancial en la inversión prevista, se daba por hecho que esta parte del plan estaba ya descartada; un millón era a todas luces insuficiente. Pero nadie concretó entonces que las nuevas intenciones de la consejería eran llevar la escuela al Hospital Provincial, una posibilidad que sí está contemplada en el plan director de la diputación que, como su nombre indica, es una pincelada de los posibles usos de este gran inmueble, que abarca más de 20.000 metros cuadrados.

De momento, es el único uso sobre el que existe consenso. Consenso entre administraciones. Tras su toma de posesión, en su primera y única visita institucional al ayuntamiento, Gallardo animó a los grupos municipales a consensuar los usos del emblemático y céntrico edificio. No lo hicieron. Por el pleno pasó una propuesta para habilitar una residencia de ancianos, largamente demandada por Remigio Cordero, mucho antes de ser portavoz de Podemos. Pero se quedó en una petición a la Junta para que ampliase las plazas sociosanitarias de la ciudad. No han vuelto a reunirse, que sepamos, para debatir sobre la ocupación del edificio. El presidente de la diputación acaba de afirmar que esta opción no está descartada, aunque la Junta, que es la tiene las competencias en materia de política social y sanitaria, ya lo ha hecho hace tiempo, anulando esta opción de raíz.

Es hora de que las tres administraciones se sienten, de forma literal, y concreten todos los usos viables del Hospital Provincial. Todos. Está demostrado que entre las tres pueden resolver mucho más que si especulan cada una por su lado. La propietaria es la diputación; la licencia de obras la tiene que conceder el ayuntamiento basándose en el Plan General Municipal y la Junta es responsable de áreas que pueden tener cabida entre tan ilustres paredes. Sin exigencias, con diálogo y con argumentos.