En Badajoz coincidió prácticamente el contorno de la célula tormentosa con el del casco urbano, cayó todo sobre la ciudad y fue muy espectacular porque sucedió en la vertical". Esta es la sencilla explicación que el director territorial de la Agencia de Meteorología, Adolfo Marroquín, daba al fenómeno climatológico que vivió la capital pacense la tarde del domingo y que, según dijo, no es extraordinario, sino que ocurren varios al año en Extremadura.

La perturbación que acompañó a esa inestabilidad venía del Atlántico. Una nube de las denominadas comulonimbos, que dan lugar a tormentas, fue creciendo a medida que se acercaba a la ciudad. Se fue cargando cada vez más y llegó a alcanzar unos topes de hasta 10 kilómetros de altura (muy elevada por tanto), un desarrollo vertical que significa que funciona como una chimenea en la que se producen este tipo de fenómenos. El aire en superficie era relativamente caliente (20 grados centígrados) y en altura estaba muy frío (20 grados bajo cero). Eso causó un ascenso de aire caliente, que se fue enfriando y condensando, se produjeron gotas de agua, siguió subiendo y con el frío se convirtió en hielo, que permaneció en suspensión mientras lo permitía la corriente ascendente hasta que crecieron tanto las partículas de hielo que empezaron a caer. Ese fue el momento en que se produjo el granizo, "con la intensidad y con la fuerza que cayó en Badajoz".

Marroquín insistió en que la tormenta coincidió "justo" con el casco urbano de Badajoz. De hecho, en el campus universitario, que está a dos kilómetros, no se recogió ni una gota de lluvia ni granizo. "Eso indica que el fenómeno era muy localizado, relativamente pequeño en dimensiones transversales, aunque grande en espesor".

El observatorio oficial de Talavera la Real registró 11,7 litros por metro cuadrado, una cantidad que es muy inferior, según el director del centro meteorológico, de lo que cayó en Badajoz ciudad, donde no existen sistemas de medida. Pero según los datos del radar, la estimación es que debió ser superior a 50 litros por metro cuadrado y hora, "muy fuerte", por tanto.

Respecto a la acumulación de hielo en dos puntos concretos de la ciudad, Marroquín explicó que ocurrió porque, en parte, la lluvia y el granizo caen en "tuberías de desagüe" de la nube y eso hace que la intensidad sea superior en unas zonas más que en otras. Por otro lado, se formaron auténticos ríos de agua que arrastraban granizo y lo acumularon en las zonas donde este se detuvo.