Las opciones de que el tren de alta velocidad (AVE) Madrid-Lisboa sea una realidad a corto y medio plazo pasan por que España y Portugal cumplan sus compromisos en el primer trimestre del 2011. Aspectos como la financiación, las adjudicaciones de los tramos pendientes, el inicio de las obras, la resolución de problemas administrativos y la concreción de elementos como las estaciones y el acceso a la capital lusa deberían resolverse en los próximos cuatro meses.

El escepticismo sobre las opciones de que esta infraestructura pueda estar lista en el 2013, como mantienen los gobiernos socialistas a uno y otro lado de la frontera, crece. Más allá de la desconfianza de la oposición --el alcalde de Badajoz, el popular Miguel Celdrán, sostiene que el AVE no pasará por Extremadura hasta el 2020--, de las dudas sembradas por la planificación plurianual de los Presupuestos del Estado --las Cuentas Generales del Gobierno prevén que el proyecto se terminará de pagar en el 2015-- o de la incertidumbre generada por la coyuntura económica, está la realidad. Y la realidad es que, tanto en el tramo español como en el portugués, el trazado arrastra problemas y retrasos.

La situación más compleja está en Portugal. Allí el tramo entre Lisboa y Poceirao, de apenas 50 kilómetros de longitud, está completamente en el aire. En mayo el Gobierno luso anunció la suspensión del concurso de adjudicación de las obras, ante las dificultades para encontrar financiación y las dudas técnicas sobre el nuevo puente sobre la desembocadura del río Tajo. La decisión se oficializó en septiembre, pero en ambos momentos, el secretario de Estado de Transportes de Portugal, Carlos Correia, aseguró que relanzarían el proceso en noviembre para no tener que indemnizar a las empresas constructoras que habían concurrido al concurso. Sin embargo, el mes ha pasado sin novedades y el Ministerio de Obras Públicas del país vecino guarda silencio sobre este incumplimiento pese a los requerimientos de este diario. Tampoco la compañía española Fomento de Contratas y Construcciones (FCC), máxima aspirante a hacerse con la adjudicaicón, en asociación con empresas portuguesas, ha querido aclarar la situación actual del proceso, pese a que desde un primer momento se mostró molesta por la decisión del Ejecutivo luso.

REVISION DEL CONTRATO El resto del trazado portugués (Poceirao-Caya) ya está adjudicado al consorcio Mota-Engil, del país vecino. Sin embargo, los movimientos de tierra ni siquiera han comenzado aunque estaban previstos para septiembre. Primero la demora en las expropiaciones y ahora la intervención del Tribunal de Cuentas han retrasado el inicio de las obras a los primeros meses del 2011. Este organismo, que supervisa el gasto público en Portugal, considera que el contrato firmado con Mota-Engil es lesivo para los intereses públicos, ya que el Estado portugués asume completamente el riesgo de la operación pese a que serán las empresas privadas quienes exploten la infraestructura en sus primeros años de funcionamiento. Por ello, el Gobierno luso está revisando el contrato y espera que todo esté solventado para el próximo trimestre.

A todo esto se suma la incertidumbre política. El Partido Socialista gobierna en minoría en Portugal y ha necesitado de un acuerdo con el principal partido de la oposición, el Partido Socialdemócrata, para sacar adelante los presupuestos nacionales del 2011. El pacto incluye la condición de revisar, en el primer tercio del próximo año, las grandes inversiones previstas, aunque ni una ni otra parte aclaran si esto afectará al AVE Madrid-Lisboa. El Gobierno solicialista insiste en que este proyecto es prioritario, pero los socialdemócratas defendieron, en la campaña electoral de hace un año, la necesidad de aplazarlo por la mala situación económica y su falta de rentabilidad.

Por su parte, en España el Ministerio de Fomento se ha comprometido a licitar todo los tramos entre Pantoja (Toledo) y Badajoz en el primer trimestre del año. Para ello recurrirá a la financiación público-privada, para lo cual ha viajado a Estados Unidos y lo hará próximamente a China para encontrar nuevos inversores. El objetivo es dar el impulso definitivo al AVE extremeño, que no tiene un solo metro adjudicado o en construcción en la provincia de Toledo, mientras que en Extremadura todo está en estudio, en obras o pendiente del inicio de los trabajos sobre el terreno. También en los primeros meses del 2011 está prevista la próxima Cumbre Ibérica, en Elvas, donde se podrían cerrar nuevos compromisos.