El cubismo significó la ruptura definitiva con la pintura tradicional. Con el cubismo ya no habrá un punto de vista único sino que cada cual, al contemplar una obra, tendrá que reconstruirla en su mente para comprenderla. Pero, fundamentalmente, el cubismo rompe con la perspectiva y con la sensación de profundidad. En un país donde un terrorista con una treintena de asesinatos se pasea por la calle, donde un exministro condenado por secuestro fue indultado, donde un gobierno legisla para que una empresa no tenga que cumplir una sentencia o donde se pone patas arriba el Estado de Derecho para liberar a dos piratas somalíes, el mal llamado cubo de Biblioteconomía debe ser derribado. Ruptura de la perspectiva y de la profundidad.

Un tribunal, que probablemente no sabe ni dónde está Badajoz ni qué supone el casco antiguo para la ciudad, dice que hay que derribarlo y, otro tribunal, dice que, a pesar de haberse hecho mal las cosas, derribarlo causaría un mal mayor que el provocado con la construcción. Dicen que hay que devolver el edificio a su estado original, o sea, cuando era un muerto degradado por el abandono, la drogadicción, las ratas y la escombrera. Dicen que, después de todo, la Facultad tampoco hizo tanto por la rehabilitación del barrio. Argumento repugnante que evidencia la miseria humana de quien lo esgrime a modo de excusa. Dicen que, con la ley en la mano, hoy se tira el cubo y mañana puede construirse otro igual. Dicen que quienes están a favor de tirar el cubo quieren y aman a Badajoz. Los jueces sólo dictan sentencias y son los parlamentos los que legislan. La sociedad civil no es puñado de vecinos y la soberanía popular sólo se halla en las urnas. Cuando en otros lugares de España se proponen, consienten y realizan ridículos referéndum, ¿por qué no hacer aquí uno?

El problema no es de la universidad ni de quién tiene que pagar los desperfectos. El problema, aunque algunos piensen que sí, no es tener razón o tomar prisioneros. El problema es el drama social que se origina en un barrio que jamás volverá a ser el mismo porque no hay nada en Badajoz que pueda sustituir la vida de una universidad. Y por las consecuencias de este drama sí que habrá que pedir responsabilidades morales a quienes lo han impulsado y celebrado. A los políticos se les pide en las urnas, ¿dónde a los ciudadanos que disparatan?