La directora del colegio público Leopoldo Pastor Sito, Elena Rodríguez, no podía evitar mostrar la semana pasada su preocupación por que las obras que se están acometiendo en el centro desde el 1 de julio no estén terminadas para el próximo miércoles, fecha de comienzo del curso. El jueves pasado, los aparejadores le aseguraron que los trabajos habrán terminado, a pesar de que en el patio continuaban las vallas, los albañiles aún trajinaban en el patio y no se habían retirado los contenedores de escombros. En este colegio se han estado reparando y consolidando los pilares exteriores que caracterizan el edificio y que según su directora, se estaban «desmoronando». Además, el proyecto contemplaba solucionar la recogida de agua de lluvia y poner solera de hormigón donde no existía acerado.

El Leopoldo Pastor Sito es uno de los centros educativos de Badajos donde la Consejería de Educación había anunciado que acometería obras este verano. Para otros, el plazo previsto es hasta finales de año y el curso comienza sin que las actuaciones hayan comenzado. Es el caso del colegio Los Glacis, donde la consejería tenía previsto reformar la cocina y el comedor para adaptarse a la normativa además de redistribuir los espacios para aumentar la biblioteca. A principios de agosto aseguró que la obra estaba a punto de contratarse, pero el director, Francisco Mora, asegura que este verano «no ha pasado nadie por aquí». El director entiende que ya se tendrá que dejar para Navidad, para no entorpecer las clases, pues calcula que su ejecución requiere de 15 a 20 días. También están a la espera de que el ayuntamiento amplíe la acera en la entrada.

La situación del colegio Juventud es más desesperante. No aparece en el listado de colegios en los que la Junta iba a acometer mejoras hasta final de año, pero en este centro llevan mucho tiempo esperando que se resuelvan los trámites administrativos, según cuenta su directora, Ana Cáceres, para que se sustituya el suelo de la primera planta, que se encuentra en muy malas condiciones porque es el original del edificio, así como se arregle el patio de Infantil, ahora de arena, donde se levanta polvo cuando hace buen tiempo y se convierte en barro si llueve. Además hay que acondicionar los baños para que sean adaptados y canalizar el agua de los aseos a un patio. También hay bajantes que provocan humedad en la planta baja y los soportes de los lavabos están oxidados. Según la directora, esta obra está presupuestada desde hace 2 años. «Vienen a medir, pero no hacen nada», se lamenta. Confiaban en que este verano comenzase y recogieron todo para facilitar los trabajos, «pero hemos llegado y no hay nada».

En el colegio San José de Calasanz, la consejería ha sustituido este verano el depósito de gasoil, como anunció, pero siguen a la espera de la construcción de un gimnasio. «Llevamos 25 años pendientes», se queja el director, Domingo Almeida, quien señala que éste el único colegio de la ciudad que carece de gimnasio. El problema es también de trámites entre el ayuntamiento y la Junta pues el proyecto está terminado, pendiente de la licencia de obras. De esta actuación depende además el patio de Infantil. Según el director, este proyecto está presupuestado desde el 2008. En el colegio Cerro de Reyes siguen esperando que se derribe el edifico abandonado y se sustituyan las aulas prefabricadas de Infantil. «De momento no hay absolutamente nada», reconoce su director, Raúl Hernández, que no acaba de creerse que empiece el nuevo curso y la situación sea la misma que hace 5 años. Como tampoco saben nada de las obras de mejora en el centro de educación especial Los Ángeles, según su directora, Sonia Valenzuela.

En el colegio Luis de Morales sí se han hecho las obras este verano para instalar un ascensor, del que sólo falta la maquinaria, como también han concluido en el instituto Rodríguez Moñino, donde se ha reformado el gimnasio y ampliado la puerta de salida al patio. No ha empezado sin embargo la del instituto Bioclimático. La consejería anunció en agosto que estaba en proceso de contratación reparar la cubierta plana, derribar un porche y sustituir el sistema de impermeabilización de la cubierta y los porches, así como vallar una pista deportiva. En el instituto San José, donde estaba previsto reparar el falso techo y unas goteras, no ha terminado la obra por problemas del propio centro, pues había que desalojar unas aulas, aunque sí se ha adaptado un aseo.