«El género negro ha tenido muy pocas protagonistas mujeres, ha sido eminentemente masculino y la mirada hacia ese género también ha sido masculina y por fin, gracias a todo lo que está ocurriendo, ha llegado nuestro momento. Llegó cuando nos pusimos a escribir, pero el reconocimiento se va notando ahora». Lo decía ayer la periodista y escritora Berna González Harbour, que con Las lágrimas de Claire Jones va por la tercera entrega de su serie protagonizada por la comisaria Ruiz.

La autora participó ayer junto con Marta Robles y Cristina Higueras en una mesa redonda sobre literatura negra hecha por mujeres en la Feria del Libro de Badajoz. Ellas son tres de las 22 autoras que escriben en Hnegra, un libro que recoge otros tantos relatos cortos «para reivindicar los personajes femeninos de novela negra», según explicó Fernando Marías, de quien partió la propuesta y que anoche ejerció como moderador en la charla.

«Siempre habíamos sabido que las mujeres se miraban de una manera determinada en el género negro, pero no nos habíamos planteado que las queríamos como protagonistas buenas, malas y regulares. Y lo mejor de este momento, que es el nuestro, es que las mujeres podemos hacer lo que nos dé la gana y también en el género negro», defendió la también periodista y escritora Marta Robles, que se ha estrenado en la novela negra con A menos de cinco centímetros.

A Cristina Higueras, actriz y productora teatral, su pasión por la novela negra terminó convirtiéndola en autora de una: El extraño del ayer. «Está siendo una experiencia fascinante, tanto que ahora mismo me apasiona más mi faceta literaria que la de actriz», reconoció. Su relato en Hnegra es el «germén» de su próximo libro.

El boom experimentado por la novela negra en España en los últimos años y el gran número de autoras que se han decantado por protagonistas femeninas para este género ha hecho que aparezcan términos para referirse a ellas como «femicrime». Pero Berna González Harbour, Marta Robles y Cristina Higueras no son amigas de etiquetas.

«Siempre he dicho que habrá femicrime si llamamos a algo mascucrime. No me gustan las catalogaciones», opinó González Harbour, quien defendió que sí ofrecen una mirada «diferente» de la mujer, que tradicionalmente tenía reservada en las novelas negras papeles «muy machistas en general». «Hoy no quiere decir que eso no exista, pero hay mucha más variedad». Recordó que le costó arrancarse a escribir porque pensaba que ya estaba todo escrito, pero no. «Chandler escribió lo suyo y nosotras tenemos que escribir de La Manada. Los nuevos artilugios, ordenadores, redes, los Whatsapp en los que se intercambian violaciones... Eso no lo escribió Conan Doyle, eso lo tenemos que escribir nosotras -nosotros--, es decir reflejar nuestro mundo, que va cambiando de mirada poco a poco», dijo.

Para Robles, no existe la literatura masculina y femenina, sino «buena o mala». «Dentro de la mirada femenina habrá percepciones que no se han contado antes, pero de lo que se trata «es de contar bien o mal».

Higueras defendió que el reto es «romper» con el estereotipo de mujer que ha habido en la novela negra. «Siempre ha sido la mujer de, la acompañante de, la débil, sumisa y cuando no era así, se convertía en una femme fatale. Siempre los personajes femenimos se concebían en función del hombre, no como seres independientes. Ese es el gran reto».