No recuerdo ningún caso de buen entendimiento entre la Junta de Extremadura y el Ayuntamiento de Badajoz para llevar a cabo algún proyecto en la ciudad. Si el Ejecutivo autonómico construye o rehabilita un puente, el ayuntamiento se niega a hacerse cargo de su mantenimiento; si levanta un palacio de congresos, el ayuntamiento critica los retrasos; si el ayuntamiento propone la subida del agua, la Junta no aprueba el incremento. Tal vez haya algún caso de concordia que he olvidado.

El último ejemplo lo tenemos en las 2.750 viviendas a precio asequible que la Junta ha aprobado construir junto a la urbanización del Golf Guadiana. Sobre la idoneidad de la ubicación habrá argumentos en uno y otro sentido. Pero lo que no se puede entender es que el gobierno regional no haya contado con los responsables de la gestión local en esta ciudad para, por lo menos, informarles de que este proyecto estaba sobre la mesa, ver qué les parecía y analizar juntos si existen otras alternativas más viables.

Casi 3.000 viviendas son 10.000 personas que entran y salen de la ciudad varias veces a lo largo del día, por muchos servicios que se doten en el nuevo núcleo de población. El ayuntamiento, el de ahora, debería tener la oportunidad de poder decir algo sobre el diseño de esta ciudad.