La Asociación Cívica Ciudad de Badajoz ha trasladado al ayuntamiento su queja por el estado de abandono del fuerte y de la fuente de La Picuriña, dos elementos de muy diferente valor patrimonial situados en un mismo entorno y sumidos en el deterioro.

La Cívica lamenta que en ambos casos se hayan realizado grafitis que no se han limpiado, por lo que suponen de «efecto llamada» entre los jóvenes y pide al consistorio que intervenga. En las inmediaciones se encuentra el instituto de San Roque.

La fuente tiene un gran valor simbólico para el entorno y la Cívica propone que se ponga en funcionamiento y se ilumine con leds.

El Fuerte de La Picuriña empezó a construirse en 1705 y era uno de los cinco fuertes exteriores con los que contaba Badajoz, además del de San Cristóbal, el de Pardaleras, el situado frente a los baluartes de la Trinidad y Santa María, el Revellín de San Roque y el de La Luneta.

La Cívica compara físicamente el fuerte de La Picuriña con el de San Roque, rehabilitado y reconvertido en albergue y centro de asociaciones, y propone una recuperación semejante a la realizada por la Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) con el Hornabeque del Puente de Palmas, que también estaba sumido en el olvido. Este colectivo propone reutilizar sus estancias interiores como centro cultural o sala de exposiciones.