José Antonio Hinchado y José Miguel Morcillo denunciaron ante la Guardia Civil la mañana de ayer, a título personal, aunque colaboran con distintos colectivos cívicos, los supuestos daños causados a unos restos que localizaron durante un paseo el pasado domingo, en la ladera exterior de la muralla de la alcazaba, en el lugar donde se llevan a cabo trabajos de rehabilitación del recinto.

Hinchado aseguró a este diario que observaron a la profundidad de metro y medio a dos metros unos restos de cenizas y cerámica que podrían ser de una necrópolis romana, al indicar que tenían seguridad de que no se trataba de periodos posteriores, visigodo y musulmán, "sino anteriores, del periodo protohistórico, celta, o romano". Y al considerar que trabajaba en el lugar "una máquina pesada en ausencia de arqueólogo", que podría dañar tales elementos. "Por eso lo denunciamos", dijo.

Poco después fueron a la obra agentes del Seprona y arqueólogos de la Junta, que con los técnicos de la empresa determinaron que se trataba de "una falsa alarma", pues se trataba de restos de "zonas de acumulación de depósitos". Hinchado afirmó después que "lo que vimos nosotros, ya no está".

El Seprona confirmó la existencia de la denuncia y que remitirá a la Junta su informe con fotografías, sin que la Guardia Civil tomara ninguna determinación.