El gran estruendo resonó en toda la ciudad y en la parte alta de Las Vaguadas temblaron hasta los cristales de las viviendas. Durante la tormenta que se desató la madrugada de ayer sobre la ciudad, un rayo cayó en uno de los patios de la urbanización Las Colinas causando bien directamente o su onda expansiva el reventón de una conducción interna de gas propano que tras producir una llamarada, al ser sofocada, provocó una fuga. Los hechos ocurrieron pasadas las 3,15 horas de la madrugada.

Alertada la Policía Local y el servicio municipal de bomberos, procedieron a desalojar los bloques 10 y 11, así como también avisaron a los ocupantes de los nueve bloques restantes que conforman esta gran urbanización, muchos de los cuales decidieron bajar a los jardines, aunque al poco tiempo regresaron a sus pisos. Una treintena de vecinos de los dos bloques afectados directamente sí tuvieron que permanecer dos horas fuera de sus viviendas, a la intemperie, aunque afortunadamente durante ese tiempo no llovió.

La conducción afectada se encuentra en uno de los bajos del bloque 10. En este piso viven cinco personas: los padres con tres hijos. El mayor, Hugo Benítez, explicó ayer a este diario que estaban todos durmiendo. Fue su hermano, cuya habitación linda con el patio, el que percibió un gran resplandor.

ESCALOFRIO Hugo contó que a pesar de tener las persianas bajadas, sintió varios flashes. Vibraron las ventanas al mismo tiempo que sonaba un enorme trueno. El joven creyó que era un terremoto, como el que se sintió hace semanas en la ciudad. "También pensé que podía ser un rayo, porque habían caído varios seguidos, y me entró un escalofrío", relató. "Además, llovía tanto que parecía que se nos iba a caer todo encima", añadió.

Al instante su hermano sintió el olor a quemado y fue cuando salieron al patio y vieron la llamarada de metro y medio que salía de un agujero en la conducción de gas que recorre la pared. El padre y el hijo mayor extinguieron con un extintor el fuego, que apenas quemó el extremo del seto que separa dos patios. En el piso de al lado no vive ahora nadie.

Tras apagar la llamarada, comprobaron que salía gas de la tubería. Primero llegó la Policía Local y al momento los bomberos, que procedieron a cerrar todas las llaves de paso de gas y a refrigerar las tuberías, así como dieron aviso a la compañía suministradora para que comprobase el estado de las conducciones. El técnico de guardia acudió para verlo y volvió ayer por la mañana para sustituir el tramo afectado y poder restablecer el suministro. Hasta entonces, toda la urbanización estuvo sin gas. El rayo también provocó que se cortase la luz en los bloques, aunque curiosamente no en la vivienda donde cayó.

Afortunadamente no hubo que lamentar daños personales, ni materiales. Inmaculada Enrique vive en otro de los bloques de la urbanización, el más alejado del edificio siniestrado. También ella, embarazada, con su marido y su hijo de cuatro años, abandonaron el piso y salieron a los jardines comunitarios cuando oyeron el aviso de la policía. Pensaban llevar al niño con su abuela, pero a los pocos minutos les dijeron que podían volver a sus casas. Inmaculada había oído el estruendo y sintió templar los cristales. "Me di un susto enorme, porque aunque a mí me gusta observar las tormentas, me imponen respeto y el ruido me recordó al que escuché con 12 años cuando cayó un rayo en un pararrayos de un colegio cercano, en mi pueblo".