La Guardia Civil ha desarticulado una banda especializada en la sustracción de vehículos de alta gama, que posteriormente utilizaban para perpetrar robos en establecimientos y naves industriales en municipios de Badajoz, Cáceres, Sevilla y Portugal. Formada por cinco personas, ya detenidas en el marco de la operación Opiraña, el grupo utilizaba sofisticados dispositivos de copia y códigos de llaves, así como útiles para extraer bombines, según la comandancia.

El grupo estaba asentado en Badajoz y «no dudaba en embestir» los vehículos policiales si se veían perseguidos, ni en quemarlos para destruir pruebas. A los detenidos los implica la Guardia Civil en 22 delitos, y considera que planificaban «minuciosamente los robos que perpetraban en supermercados principalmente, anulando los sistemas de seguridad. Tras forzar los accesos con objetos contundentes, se apoderaban de las cajas fuertes y otros objetos de valor.

Para los vehículos que utilizaban usaban combustible que robaban en las naves agrícolas, para que no los ubicaran en gasolineras próxima a sus actuaciones. Luego, ya fuera de las poblaciones, no dudaban en quemar los coches para no dejar huellas.

Con las pruebas incriminatorias recogidas, medio centenar de guardias civiles de diferentes unidades efectuaron tres registros simultáneos que permitieron localizar vehículos, motocicletas, armas, munición, combustible, maquinaria agrícola, sillas de montar, motores, bombas de alta presión, generadores, radiales industriales, así como las herramientas utilizadas para la comisión de los robos.