La imagen destartalada de los desguaces de coches, en los que el cliente tiene que hurgar entre chatarra para encontrar la pieza que busca, desaparecerá obligatoriamente, porque así lo exige el Plan Nacional de Vehículos al Final de su Vida Util, elaborado por el Ministerio de Medio Ambiente. Los desguaces que quieran seguir funcionando deben convertirse en un Centro Autorizado de Reciclaje y Descomposición (CARD). En Badajoz ya existe uno en proceso: Desguaces Cordón Orts, en la entrada de la Dehesilla de Calamón, un negocio familiar que data de 1982 pero que desde hace ocho años se está sometiendo a un proceso de readaptación, para lo cual hasta ahora se le ha inyectado una inversión de 900.000 euros, según la propietaria, Maria Orts.

La normativa se ha adaptado a la comunitaria en cumplimiento de unos requisitos con objetivos medioambientales. Ahora el suelo tiene que estar hormigonado, para evitar posibles filtraciones de líquidos contaminantes. El vehículo que entra en el CARD debe quedar descontaminado de líquidos y batería en diez días y de uno a seis meses debe estar despiezado. Por eso, el centro consta de una sala de descontaminación, otra de despiece y el punto de venta.

DESCONTAMINACION

En la sala de descontaminación una máquina se encarga de extraer los fluidos por separado y cada uno va a su depósito independiente. Una vez descontaminado, el vehículo pasa a la sala de despiece, donde hay elevadores y una pila de lavado de las piezas que se demontan del coche y se separan la chapa, cristales y plásticos. Según Marisa Orts, el 98% del vehículo se puede reutilizar. Las piezas, una vez limpias y empaquetadas se exponen a la venta. Están garantizadas y su precio es hasta un 30% del valor del mercado. Lo que no es aprovechable por le cliente, se vende como chatarra al peso.

La readaptación ha supuesto también la contratación de más mano de obra. La propietaria apunta que hay que tener en cuenta que se separa cada pieza del vehículo. Los clientes ya no se acercan al coche en desuso. Orts apunta que esta situación no dejaba de tener su riesgo.

Con todos estos cambios, el desguace ha dejado de ser un basurero de coches y se ha transformado en un centro de reciclaje. La normativa exige que el coche, antes de ser dado de baja, esté depositado en el CARD, que emite un certificado para gestionar la baja. De esta forma, se evita que el vehículo quede abandonado en mitad del campo o la vía pública. También se exige a los concesionarios que los vehículos que se acogen al plan Prever deben contar con el certificado de que se ha depositado en un CARD. El centro además tiene un libro de registro con la relación de vehículos que entran, que son revisados por el Seprona y la Policía Nacional. "Existe un control exahustivo", comenta Marisa Orts.

También es consciente de que el plan supondrá el cierre de muchos desguaces, a los que ya les resulta imposible adaptarse. De momento, cree que el suyo es el único que lo hará.