Escribo sobre orientaciones de mezquitas, porque la correcta medida e interpretación de su eje devocional ayuda a comprender ciertos matices relacionados con la tendencia religiosa y política de los soberanos musulmanes que las levantaron. Y, en el caso de las fundaciones privadas, la adscripción ideológica de su patrocinador. Y todo ello porque es muy interesante la pregunta que plantea la mezquita privada del fundador de Batalyaws, Abd al-Rahman b. Marwan, cuyos restos -sus cimientos- pueden contemplarse en el edificio del antiguo Hospital Militar. Según El Corán, la alquibla es una línea, no un punto. Por lo tanto, las variaciones de pocos grados son perfectamente admisibles.

Ya conocemos cómo se orientó la aljama de Qurtuba. Lo extraño, y eso da qué pensar, es que la mayoría de los investigadores aceptaron la falsedad de su dirección sin rechistar y sin tomarse la molestia de situarse en el nicho del «mihrab» y, con una brújula, tomar la orientación correcta, procurando evitar la distorsión producida por alguna línea eléctrica que pase cerca. Y, digámoslo, la mezquita mayor de la antigua capital de la monarquía omeya occidental no está mirando a sur, como se dice habitualmente, sino bien dirigida, aunque no con la exactitud de los oratorios actuales. Quiere eso decir que, siendo 180o, el Sur, y 135o, el Sudoeste, dirección correctísima de La Meca en relación con la península Ibérica, la cordobesa mira a 152,4o. ¿Significa que esté mal dirigida? No. En absoluto. Este sagrado edificio no cambió su eje en toda su larga historia, ni en el momento de su primer ampliador, el emir Abd al-Rahman II, ni en del segundo, el califa al-Hakam, ni en del tercero, el también califa Hisham II o, si se prefiere, de su primer ministro al-Mansur. Esta última fase se levantó, según los textos y por respeto, sin «mihrab». Hoy sabemos que desde el primer momento, especialmente en las dos primeras etapas, su punto de mira está paralelo a uno de los lados de la Kaaba, edículo de un templo pagano preislámico, convertido en sagrado por el Islam. Y, por cierto, el oratorio de nuestra alcazaba hace exactamente lo mismo en su primera época, porque tiene dos fases de muy distinta fecha.