Dentro de dos años habrá transcurrido medio siglo desde que los badajocenses celebran la romería del patrón de los campos en el mismo lugar donde han seguido haciéndolo: en el parque de Tres Arroyos. Fue en 1956 cuando se inauguró la ermita de San Isidro. Antes de esa fecha, la procesión del santo era urbana, y la imagen se paseaba de San Andrés a San Fernando, pasando por puerta Palmas y recorría las calles del casco antiguo.

Pedro Montero, investigador de la historia y las tradiciones locales, explicaba ayer que la antigua imagen de San Isidro es la que se conserva en la ermita de la Virgen de Bótoa. La talla que guarda la iglesia de Tres Arroyos fue donada por Ramón Bas, mecenas y bienhechor de la Cofradía de San Isidro Labrador. Luce en una hornacina que en su día donó Alvaro de Soler, fabricada en mármol de Borba y que acaba de ser recubierta en su interior con mármol blanco, el mismo que cubre el suelo de la pequeña ermita.

Miles de visitas recibió ayer el santo en la casa que habita todo el año. Alrededor de 12.000 romeros aprovecharon las temperaturas veraniegas para salir al campo y colocar su rancho en alguna de las muchas encinas del parque de Tres Arroyos. Más de 3.000 personas hicieron el camino a pie la tarde de la víspera, con el Club del Caminante y el hermano mayor de la cofradía, Rafael Crespo, contaba que fueron muchos los que pasaron la noche en la finca acampados, a juzgar por las numerosas luces de las tiendas que se veían a uno y otro lado de la carretera. Tanta gente acudió a la ermita, que se agotaron las espigas benditas que adornan al santo, y que los romeros recogen como marca la tradición.