Parecería, por las reacciones, que la mala calidad del ferrocarril a y desde Extremadura es cosa de ahora. Sigo en la opinión de que nuestras autoridades atesoran unas dosis de cinismo muy apreciables. Porque, como no toman el tren, hablan de oído. Si aparece una noticia en la prensa, aprovechan para dar la sensación de interés, cuando, en realidad, han carecido siempre de iniciativa en este asunto y agachado humildemente las orejas ante Renfe y Fomento. Incluso alaban la calidad del servicio, cuando el color político lo hace conveniente. Varios incidentes más y nuevo rasgado de vestiduras. Nada me extraña ya. A Madrid se puede ir en tren por Puertollano, no sólo por Cáceres. Y enlazar allí con el AVE. Lo que ocurre es que la línea es tan deficiente que no se gana nada de tiempo. Si se viene de la capital del Estado, la llegada a la ciudad de Castilla la Nueva es comodísima. Pero desde allí ya todo es siglo XIX.

No vayan a pensar que los vagones decrépitos sólo se dan en la otra línea, que, por más frecuentada, provoca mayor número de quejas. Imagínense que la temperatura interior carece de matices: o ambiente microondas o congelador. Más lo segundo que lo primero. Con 40° fuera, sales tiritando, en pleno julio extremeño. Lamentas no haberte traído el forro polar. Y, claro, para qué van a arreglar los asientos, bloqueados, para, poder cambiar de postura. Lentitud tortuguesca, etc. Es decir, Tercer Mundo en rama. No acabo de entender por qué la discusión sobre la mejora del transporte ferroviario de esta región solo se ha planteado en serio la opción nordeste y no la sudoeste. No hablo de AVE. Un tren rápido que uniese Puertollano con Mérida y, luego, con Cáceres y Badajoz nos hubiera ahorrado muchos retrasos, en tiempo y en desarrollo. Y, para Plasencia, Vía de la Plata.

Ahora resulta que quieren traer el AVE por Toledo. Es, cuando menos, sorprendente. Siempre se dijo que la capital castellana era una opción sin prolongación posible. ¿Han mejorado las técnicas o florecido las meninges? ¿O ambas? La opción actual de Puertollano tiene una sola ventaja: el paisaje. El paso es de tortuga. La diligencia, en comparación, un vértigo. Envidio a los viajeros del Far West. Del americano.