Un año más el Debate Sobre el Estado de la Región, en teoría uno de los momentos políticos más importantes del año, ha pasado sin pena ni gloria para la vida de los ciudadanos extremeños. Y no sólo en+++ Badajoz que está viviendo su semana de feria. La excusa sería perfecta. Creo que en Mérida, Cáceres o Villanueva tampoco se están parando unos a otros por la calle para comentar los zascas que sus señorías se han propinado estos días en la Asamblea de Extremadura. Probablemente ése sea el problema: que al final en estas maratonianas sesiones parlamentarias todos terminan echándose en cara lo que han hecho mal. Y eso a la gente ya le aburre. Sobre todo porque las críticas de unos y otros ya las han escuchado antes.

Así que el debate volvió a quedar para rellenar especiales de radio, televisión y periódicos. Y para que la tropa compruebe el estado de salud de su líder. Por cierto que el de Vara, aquejado de un resfriado, según sus allegados, no era el mejor. De ahí el discurso bajo de tono y sin entusiasmo que pronunció el primer día. Aunque las continuas envestidas de Monago y Jaén del día siguiente parece que fueron el mejor antídoto.

Por tanto no voy a aburrirles con el relato de lo que pasó en el famoso Debate Sobre el Estado de la Región. Sólo constatar el divorcio entre los partidos políticos en Extremadura. Y lo peor es que aún faltan cerca de dos años para las elecciones. Por lo visto y oído estos días no se espera al PP de Monago volviendo a apoyar los presupuestos de Vara. Aunque tampoco al PSOE le interesa ya esa cercanía al PP. Ni Podemos va aceptar ahora las continuas invitaciones de acuerdo, cuando las llevan rechazando durante toda la legislatura.

Me lo repetía esta misma semana el presidente de una entidad financiera de la región. Un extremeño que se confiesa amante de su tierra. ¿Cuándo se van a enterar de que somos pocos y de que lo único que nos hará avanzar es estar unidos?. Otra vez será.