Germán López Iglesias ha vuelto esta semana al Ayuntamiento de Badajoz, del que se marchó hace un par de meses camino de Madrid. Pero no ha venido para quedarse, sino a una visita propia de su cargo como director general de la Policía Nacional, aunque posiblemente si no hubiese sido quien es y quien fue, este consistorio no habría recibido la visita de un director general con competencias nacionales sin un cometido concreto.

Llegó para saludar a sus ya antiguos compañeros. Para dar contenido al encuentro, firmó en el Libro de Honor, que seguramente tantas veces él ofreció a otras visitas honoríficas y honorables y, posteriormente, se reunió con los portavoces municipales. Con los mismos que meses antes había compartido plenos, comisiones y negociaciones como primer teniente de alcalde y alma máter de las imprescindibles cesiones a la oposición para poder sacar adelante proyectos sin mayoría absoluta.

Desde el primer momento en el que López Iglesias fue nombrado director general, muchos auguraron que en Badajoz tendrá una repercusión positiva contar en Madrid con un alto cargo, como si fuese un representante de los intereses locales en el nivel donde se toman las decisiones. Vamos, como si López Iglesias, por ser y proceder de Badajoz, pudiera favorecer de algún modo o defender de forma directa las peticiones de esta ciudad en su puesto con competencias nacionales y servir además de intermediario ante posibles amistades que este cargo le reportará. Así parece que lo creen muchos, entre ellos el alcalde, Francisco Javier Fragoso, quien en esta visita de López Iglesias a la que ha sido su casa desde 1995 (con el paréntesis de su etapa en la Delegación del Gobierno en Extremadura) y que por tanto conoce de arriba a abajo y de izquierda a derecha, le trasladó las preocupaciones que esta ciudad pudiera tener en materia de seguridad ciudadana, como si López Iglesias no las conociera, siendo como ha sido además el responsable de la Policía Local durante su última etapa y con anterioridad delegado del Gobierno, por lo que controla a pies juntillas en qué situación se encuentra esta delicada materia en la ciudad.

Germán escuchó, pero no pudo comprometerse más que a valorar y estudiar las peticiones, como lo haría en cualquier otra ciudad a la que acudiese en visita institucional, porque ahora sus responsabilidades exceden muy mucho del ámbito local. ¿Más efectivos de la Policía Nacional en Badajoz? Ya se verá, pues es lo que están pidiendo en el resto de España. Supongo que el director general ya sospechaba que esta ciudad es fronteriza y, según el alcalde, por esta circunstancia requiere mayor presencia policial. ¿Mantener el punto de atención policial de la plaza Alta? No hay problema, porque además hasta ahora nadie ha dicho que vaya a desaparecer. Por si acaso a alguien se le ocurre, hay que defender que es muy necesario. Fragoso le pidió además formación para la policía local en la academia de Ávila del Cuerpo Nacional de Policía y, si tiene ocasión de encontrarse en los pasillos con el director general de Tráfico, le podría sugerir que dote a Badajoz de un parque de educación vial junto a la nueva comisaría de la Policía Local, que sigue sin inaugurarse. En esa reunión del alcalde y los portavoces con López Iglesias nadie se acordó de la comisaría que los vecinos de Suerte de Saavedra llevan años reclamando. No considerarían urgente ni propicio hablar del problema en ese momento de tanto protocolo. Como si López Iglesias no supiese antes de irse a Madrid lo que dejaba atrás.