A don Apolonio , el cura más famoso de Badajoz, le ha salido un competidor . Se llama Valeriano Domínguez y es el nuevo párroco de la iglesia que se construirá en el Cerro del Viento.

Don Valeriano, al igual que don Apolonio, no es un cura al uso. Sus aficiones, su carácter e incluso su forma de oficiar la misa, darán que hablar en Badajoz y mucho me temo que los carnavaleros sabrán sacarle la chispa, siempre desde el respeto, a las cosas de don Valeriano.

De hecho el párroco del Espíritu Santo ya ha protagonizado varias noticias, en los últimos meses, en distintos medios de comunicación de Extremadura. Este verano, por ejemplo, nos sorprendía con su espíritu deportista y de superación, recorriendo 773 kilómetros en bicicleta y en solitario. Así se hizo don Valeriano el Camino de Santiago.

Una afición al deporte que le viene desde muy joven. Aunque lo suyo, sin duda, es el fútbol. Fue el messi de los curas en el último partido benéfico que jugaron en Badajoz sacerdotes y toreros. Y es que don Valeriano, con su complexión fuerte y grande, estuvo fichado por el Valdelacalzada varias temporadas.

Quienes le conocen dicen de él que no se le pone nada por delante. Afable, divertido y a la vez duro cuando tiene que defender sus ideas. En La Garrovilla, población en la que ha ejercido en los últimos años, ha llegado a dar misa en varias ocasiones en la plaza del pueblo. Y en Badajoz, sin iglesia, ha acondicionado una cochera que el pasado martes, festividad de la Inmaculada Concepción, estaba a rebosar a la hora de la misa. Y sin megafonía. No le hace falta. Su peculiar vozarrón no le dota para el cante, aunque le apasiona cantar, pero le permite llegar a todos los rincones como llegan sus homilías cargadas de historias y anécdotas.

Maneja las nuevas tecnologías e incluso ha contratado los servicios de una agencia de publicidad para pedir donativos y anunciar la próxima apertura de su parroquia.

Don Valeriano, bienvenido a Badajoz.