Badajoz se acostó el domingo con un tiroteo --entre dos familias enfrentadas: una con escopeta, otra con pistola y ambas en furgonetas circulando a gran velocidad por El Gurugú--, y ayer despertó con un atraco motorizado y con arma de fuego. Si del primer suceso no se tiene noticia de que hubiera heridos --a pesar de que se recogieron 15 casquillos--, el de ayer se saldó con dos, empleados de la gasolinera GALP de Marchivirito, que fueron asaltados por dos motoristas con cubiertos con cascos integrales.

Los agresores, que dispararon con una escopeta de caza recortada, se hicieron con un botín de entre 6.000 y 8.000 euros, según fuentes consultadas, que era lo recaudado el fin de semana. Los heridos son Carlos Dores, primer encargado, y el empleado Isidro Benítez, que resultaron con lesiones causadas por los perdigones y cristales del vehículo.

Los dos fueron trasladados al Infanta Cristina por una ambulancia que los recogió antes de que llegara el 112, y tras una primera cura los derivaron al Servicio de Oftalmología, en el Perpetuo Socorro. Uno sufrió lesiones en un ojo y un oído; otro en un ojo y en el rostro. Poco después les dieron el alta, según el SES.

El hecho ocurrió a las 10.00 horas, cuando los empleados salieron de la gasolinera en un Ford Galaxy con matrícula 7473-FJK, para ingresar en el banco la recaudación del fin de semana.

MOTO DE CAMPO Al llegar a la rotonda del puente de la Autonomía, estando parados en el semáforo, se les acercó por detrás una "moto de campo, grande" y "el que iba detrás disparó a la ventanilla del copiloto rompiendo el cristal y, gritando que era un atraco, exigió el dinero, que los empleados le dieron. Los asaltantes huyeron dejando en el lugar el guardamanos de la escopeta, que se le cayó, junto a unas gafas de sol.

La Policía Científica tomó mediciones y huellas del vehículo, así como diversos objetos que quedaron junto a los cristales en el suelo, mientras los agentes municipales ordenaban el tráfico, que quedó cortado hasta que se llevaron a las víctimas y una grúa retiró el vehículo.

Juan Rodríguez, segundo encargado de la estación de servicio, confirmó que los heridos eran empleados desde que GALP la adquirió hace seis años. Y explicó que él podía haber sido una de las víctimas "porque iba a llamar al encargado general para ir con él al banco".

"PODEMOS CONTARLO" En esos momentos él ya sabía que sus compañeros no sufrían heridas graves. En su opinión, los asaltantes debían estar "esperando a que salieran y vigilando sus pasos, porque los dispararon a 500 metros de aquí y debían saber que llevaban dinero".

Isidro Benítez y Carlos Dores manifestaron a este diario cuando se hallaban en la sala de espera de Oftalmología, en el Perpetuo Socorro, que "al menos podemos contarlos". Los dos se encontraban aún en estado de tensión y de nervios, y muy afectados por lo ocurrido, aparte de las lesiones físicas. Dores explicó que "el motorista metió el arma dentro del coche después de romper el cristal; a mí me ha dado en los ojos y en la cara y a mi compañero en un ojo". Los dos tenían el ojo izquierdo tapado.

También señaló que la agresión les cogió "por sorpresa cuando esperábamos en el semáforo en rojo; el de atrás dijo esto es un atraco y disparó cuando mi compañero se agachó a recoger la bolsa". Los dos coincidieron en que nunca antes habían vivido una situación como ésa.

La policía y la Delegación del Gobierno no facilitaron datos sobre este suceso, más de allá de confirmar que se estaba investigando; ni sobre el tiroteo de la noche anterior aparte de que no había detenidos, ni aportaron novedades sobre una posible relación entre los últimos sucesos ocurridos en la ciudad.