Consternación por el inesperado y trágico accidente e impotencia por la sorpresa de la muerte. Con estas palabras definió ayer uno de los sacerdotes que oficiaba el funeral el estado de ánimo de familiares, amigos y compañeros por el fallecimiento el día anterior de dos pilotos adscritos a la base aérea de Talavera la Real, cuando el avión en el que hacían prácticas se precipitó en una finca cercana a la localidad pacense de Burguillos del Cerro. A título póstumo, el Estado Superior de Oficiales del Ejército del Aire impuso la Cruz del Mérito Aeronáutico con distinto amarillo, firmada por el Ministro de Defensa, José Bono, al capitán instructor del ala 23 Raúl Garzón Ruiz, de 31 años, y al alférez alumno Gabriel Garrido Muñoz, de 24.

Raúl Garzón, natural de San Fernando (Cádiz) estaba casado y no tenía hijos. Llevaba más de dos años destinado en la base de Talavera y vivía en Badajoz. Por expreso deseo de la familia, su cuerpo sería trasladado tras el funeral al crematorio de la capital pacense para ser incinerado. Gabriel Garrido había nacido en Bilbao y estaba soltero. Vino a Talavera en septiembre pasado para seguir el curso de caza y ataque, que dura nueve meses. Su cuerpo fue trasladado hasta Malpartida de Plasencia (Cáceres), donde residen sus padres.

ENTRE AVIONES Un sol radiante brillaba sobre las pistas donde permanecían varios F-5 iguales al aparato en el que perdieron la vida los dos pilotos. Nada que ver con la bruma en la que sucumbió el avión siniestrado el día anterior.

El funeral tuvo lugar en el hangar central, donde el altar se había ubicado entre dos F-5 que parecían observar los féretros, cubiertos por la enseña nacional, que fue entregada a los familiares de los fallecidos por el teniente general jefe del Estado Mayor del Aire, Francisco José García de la Vega. También asistieron la delegada del Gobierno, Carmen Pereira, la consejera de Presidencia, Casilda Gutiérrez, y el alcalde de Badajoz, Miguel Celdrán, así como otras autoridades militares. El arzobispo Santiago García Aracil, estuvo presente a través de un escrito leído durante la misa, con el que manifestaba sus condolencias.

Ningún mando militar quiso hacer declaraciones sobre el accidente. La delegada del Gobierno, Carmen Pereira, sí manifestó a la prensa su pesar por "la pérdida de dos vidas humanas, dos servidores de España que estaban cumpliendo con su obligación". También dijo que no se sabía aún nada de las causas y adelantó que cuando se conozcan "el Ministerio de Defensa dará la oportuna explicación".