José Manuel García regenta una carnicería que funciona en el Cerro de Reyes desde hace 36 años. El negocio se encuentra en el corazón de los hechos trágicos ocurridos hace cinco años, en la esquina de las calles Caballero Villarroel y San Vicente Paúl. Aquella noche el agua alcanzó una altura de 1,90 metros. El negocio estuvo cerrado 2 meses, "hasta que pude solucionar la papeleta, porque había que seguir viviendo". Curiosamente, a pesar de lo ocurrido, ni este local, ni las demás viviendas de la misma manzana, a pesar de que el agua las dañó considerablemente, no fueron incluidas en la zona inundable y por tanto no serán ni expropiadas ni derribadas, cuando hay otras casas más alejadas del arroyo que sí han sido demolidas. "El ayuntamiento ha descalabrado el barrio, se han tirado casas sin conocimiento, ha habido zonas donde no ha llegado el agua y han demolido las casas", decía ayer José Manuel García.

El carnicero y su familia ya no viven en los altos del negocio. Después de la riada se trasladaron a otra zona. Pero siguen trabajando allí, a escasos 70 metros del arroyo. Sin embargo, dice no tener miedo porque está seguro de que no va a volver a ocurrir. "Pasó porque los ojos del puente estaban tapados". "Antes no había ni puentes, han venido aguas peores que las de hace cinco años y nunca ocurrió nada".