"Evidentemente, el pensionista que no pagaba antes nada por los medicamentos, se queja, porque el copago supone cambiar el concepto de muchos años de farmacias gratis, por lo que sí, se suelen quejar", manifiesta Ana Nieto, farmacéutica adjunta de un dispensario de la barriada pacense de Ciudad Jardín, cuando se le pregunta por su impresión y cómo recibe ella a los pensionistas que acuden con sus recetas.

"El comentario general es que se van a cargar la seguridad Social. Realmente se quejan; otros entienden que había que colaborar, pero por regla general se escuchan más protestas", señala Ana Nieto, quien mantiene un contacto diario con lo usuarios de la farmacia que son pensionistas o jubilados.

En su opinión, "me parece que se trata de cambiar la mentalidad de farmacia gratuita de toda la vida para pasar a colaborar. Los pacientes de Muface o de Ifas aportan el 30% del coste de los medicamentos y a esa gente, las quejas no les parecen fundadas, porque ellos llevan toda la vida pagando".

Y añade que "el miedo a dejar de tomar medicamentos por no poderlos pagar, se está racionalizando; antes a lo mejor tenían dos cajas de un medicamento en casa, hoy se coge lo que se necesita en el momento que lo necesita; en ese sentido se ha racionalizado un poco. Nosotros estamos a caballo entre Antonio Domínguez, Cerro de Reyes y Ciudad Jardín... y ahora dicen; no, esa no porque tengo en casa. Creo que no se dejan de tomar medicamentos por no pagarlos. A lo mejor hay casos puntuales".