El gerente de Agraz, Iñigo Martínez, señalaba ayer que ante lo ocurrido la única opción de la empresa es intensificar las medidas de vigilancia en las instalaciones. El gerente es consciente de que contratar a vigilantes de seguridad es costoso, pues la superficie de la finca es muy extensa, por lo que optará por la instalación de cámaras de vigilancia.

Hace poco más de quince días ardieron parte de las instalaciones deportivas que tiene la fábrica y que pone a disposición de los vecinos en verano. Ocurrió un primer aviso, cuando salió ardiendo el asiento de un tractor cortacésped pero no se propagó más. A los pocos días prendieron fuego al motor y se quemó el porche y el interior del polideportivo.

TAPAS El gerente contaba ayer que finalmente los daños rondan los 600.000 euros, que incluyen 7.000 palés y 60.000 tapas de plástico, pero hay que añadir el suelo de hormigón destrozado y los contenedores. Los bidones con pasta de tomate concentrado que ardieron forman parte de una producción especial destinada a una firma holandesa.

Algún trabajador expresó sentirse algo asustado porque desconocen qué puede pasar a partir de ahora. El capataz, Antonio García, señalaba que el sentimiento más generalizado es el de preocupación, "a 70 padres de familia se les ha podido dejar hoy en la calle", comentaba.

Sin embargo, el gerente parece tener claro que el autor de lo ocurrido no tiene porqué tener relación con la empresa, pues aduce que la mayoría de los trabajadores son gente que lleva muchos años y los que se jubilan lo han hecho mediante acuerdo. Desconoce Iñigo Martínez que el origen de lo ocurrido pueda estar en un conflicto de alguien con Argaz. En cualquier caso, tampoco cree que sea consecuencia de una gamberrada "esto es más un sabotaje".