El Encuentro entre la Virgen de la Aurora y el Cristo Resucitado no pudo celebrarse ayer en la plaza de España como estaba previsto y hubo que trasladarlo al patio de la iglesia de San Agustín por la amenaza de lluvia. La junta de gobierno de la cofradía decidió minutos antes de que comenzara el último desfile de la Semana Santa pacense acortar el recorrido y no llegar hasta la catedral para evitar el riesgo de que los pasos sufrieran daños, especialmente la nueva talla de la Aurora y el techo del palio, bajo el que por primera vez ha procesionado este año.

Las imágenes pasaron por la ermita de la Soledad y el convento de Santa Ana, para regresar por la calle José Terrón hasta la iglesia de San Agustín. A la hora prevista para su entrada en carrera oficial, el Resucitado llegó al templo. La Virgen de la Aurora tardó más en llegar, a pesar de que las nubes empezaban a oscurecer el cielo. El motivo fue que el paso se detuvo en el convento de San Ana, cuyas hermanas son camareras honoríficas de la Virgen, y accedió al patio para que las religiosas pudieran ver la imagen, especialmente, Sor Celina, según comentó el hermano mayor, Alfonso Romero.

La nueva talla de la Aurora, obra de Israel Cornejo, salía en procesión por segunda vez esta Semana Santa (su estreno fue el Jueves Santo). Llevaba un manto azul y una mantilla dorada a juego con el techo del palio, bordado en oro por Juan Manuel Expósito. Por primera vez, la Virgen tuvo acompañamiento musical, que corrió a cargo de la agrupación de Ribera del Fresno.

El Resucitado, acompañado por la banda de la cofradía, iba rodeado de claveles rojos y lirios lilas. El encuentro entre ambas imágenes se vivió con emoción y entre aplausos del público que se congregó junto a San Agustín.

Pese a tener que acortar el recorrido, el hermano mayor se mostró agradecido por haber podido sacar los pasos a la calle --el año pasado no pudieron desfilar por la lluvia-- y confió en que en el 2015 el Encuentro vuelva a la plaza de España.