Una de las asignaturas arqueológicas pendientes en la ciudad de Badajoz es la elaboración de un catálogo de falsos despiezos de sillares, de los representados en los acabados exteriores de nuestros edificios históricos. Desde el período almohade (s. XII), como poco, hasta la actualidad ha sido un modo de impermeabilizar y embellecer las construcciones y, por unos motivos u otros, de disimular lo endeble de los materiales de construcción. Por eso era muy interesante llevar a cabo un análisis de los antiguos de la iglesia de San Agustín, la antigua aljama de Batalyaws. Espero que, al menos, se haya datado lo que quedase debajo del etnológico recién aplicado. Y digo etnológico, porque es un exponente de los usos ad hoc de la Olivenza actual. Parece que había alguna parte más antigua, pero el acabado de la torre no aclara nada. Es de esperar que el informe arqueológico lo haga. ¿Para qué si no el seguimiento? ¿Se ha podido saber por qué se tapió la puerta recién descubierta? ¿En qué fecha se hizo? ¿Tiene algo que ver eso con la unión del templo a la torre, originalmente separados, y con la colocación de la monumental portada? ¿Y la estela sepulcral medieval? ¿Hay alguna indicación de su procedencia, aceptando que no pudo labrarse antes de 1230? Sería de desear una explicación como exigen los cánones académicos. No como los tibios y cínicos administrativos.

Tengo para mí que detrás de los dos proyectos de restauración del exterior de la iglesia hay una clara intención: eliminar los argumentos materiales que demuestran su antigua condición de mezquita. ¿Ha sido capaz el seguimiento arqueológico de completar o de rebatir alguno de los argumentos técnicos ya publicados? En mi opinión, las actuaciones -necesarias- no explicarían el bárbaro nivelado externo de la capilla de la Epístola, que se hizo sin estar contemplado en el proyecto de las cubiertas. ¿Se ha intentado buscar el primitivo acceso de la torre? Sería importante para determinar si fue un alminar. O de eso se estaba también exento, por haberse realizado la obra con dinero de feligreses. Que, por lo demás, no es un mérito. Es una obligación. Como la de todos los vecinos en los demás inmuebles del Casco Antiguo.