Pese a que el acusado de matar a la joven de 21 años Mirela Gheorghe en el pantano de Alange la madrugada del 6 de enero del 2017 declaró el martes ante el juez que su condena por amenazas contra la mujer formaba parte de un plan entre ambos para que ésta recibiera una «pensión» por ser víctima de violencia de género, el entorno de la joven afirmó ayer en la segunda sesión de juicio que el inculpado la amenazaba y la maltrataba. De hecho, según el relato de un amigo con el que Mirela estuvo la tarde de Reyes, el acusado la llamó hasta una decena de veces y la amenazó «con matarla» por no haber llevado al hijo que tenían en común al punto de encuentro. Esta misma persona aseguró que el autor confeso del crimen llegó a ir hasta su casa, donde él estaba con la joven, pero como tenía el telefonillo estropeado no lo oyeron cuando llamó. Este amigo aseguró que él mismo advirtió a Mirela que tuviera cuidado «porque te va a matar».

AMENAZAS y moratones / También declaró haber sido testigo de las amenazas el responsable de la casa de acogida en la que la joven vivió durante un tiempo, que señaló que aunque él no había presenciado ninguna agresión, sí había visto los moratones que tenía la joven, quien le contó que se los había hecho su expareja.

El padre de Mirela --su madre no pudo declarar porque rompió a llorar y se ha pospuesto a hoy-- señaló que su hija le había comentado que la relación con el acusado «no iba bien» y que él le pidió que volviera a Rumanía.

En la sesión de ayer también declararon los agentes de la Guardia Civil que participaron en su detención y en la investigación. Uno de ellos, que realizó la inspección ocular en el pantano tras los hechos, afirmó que los restos de sangre aparecidos en el terraplén por el que supuestamente cayó la víctima no aparecían en línea recta, como se supone que debiera haber sido si se cayó, sino que abarcaban una zona más amplia y en zig-zag.

Hoy está previsto que declaren los forenses y los técnicos que han realizado los informes toxicológicos y de ADN.