El ir y venir de devotos de la Virgen de la Soledad, patrona de Badajoz, a su ermita es incesante cada día.

Cuenta una de las colaboradoras, Carmen Cancho, que cuando cada mañana se abre la iglesia a las diez, ya hay seis hombres mayores esperando puntuales en la puerta, para saludar a la Virgen y los comerciantes de la zona no abren sus tiendas sin hacer primero la parada obligada. El trasiego es constante y pocos coches pasan por la plaza sin que el conductor dirija la mirada a la cristalera.

Muchos de las personas que visitan a la Patrona tienen problemas de movilidad y les costaba subir los peldaños de la entrada principal de la ermita.

Para acabar con esta barrera, ya se han suprimido las escalinatas de la entrada principal. En su lugar, se van a colocar tres escalones a cada lado, con sus correspondientes barandillas, y en el centro habrá una rampa, facilitando así el acceso al interior.

La obra se ha realizado con la aportación de Caja Badajoz y cuando se termine, se acometerán otras mejoras en el interior de la iglesia, que consistirán en colocar mármol en las paredes y rehabilitar el camarín de la Virgen.