"Es una pena tener que ir a trabajar, unas llorando y otras con ataques de ansiedad, y ver que pasan los días y ni nos pagan ni se soluciona la papeleta", comentaban Dolores González y Rafi Asensio, dos de las 72 limpiadoras afectadas.

Estas mujeres se encontraban ayer a las puertas del ayuntamiento a la espera de una solución que salve el empleo que mantienen desde hace 15 años. Detrás de esta situación hay "verdaderos dramas familiares", según reconocieron los representantes sindicales.

El caso de Dolores, que sufrió una crisis de ansiedad y tuvo que ser atendida por el 112, es uno de esos dramas. "Estoy pidiendo a la familia porque tengo a mi marido parado y tres hijos y tenemos que pagar la casa, los gastos de la casa y la comida, y llevo dos meses sin cobrar", explicó.

También hay algún caso en el que los dos miembros de la pareja trabaja para la empresa, por lo que tampoco entra dinero en la casa.

"La cosa está negra, negra, negra. Nos dejan en la calle y sin ningún derecho", lamentaba Pepi Caballero, tras la asamblea con los sindicatos. Esta mujer aseguró que esta situación les ha cogido por sorpresa, "en 15 años nunca hemos tenido problemas con la empresa, siempre ha pagado puntualmente y de hecho nos sigue suministrando material, no en grandes cantidades pero llega la lejíay el Mistol, suficiente para seguir limpiando los colegios".

De hecho seguirán acudiendo puntualmente a su trabajo en los 22 colegios que atienden. "Estamos limpiando igual que si no hubiese ningún problema, pero ánimos cada día quedan menos", señaló Pepi, quien esperaba que hubieran llegado a algún acuerdo, "el resultado de la reunión ha sido catastrófico".