El documento destaca entre los puntos débiles de Badajoz la falta de "cooperación entre administraciones y de éstas con la sociedad civil", la "tendencia al enfrentamiento", o la dificultad de los accesos a la ciudad.

También cree una amenaza la rivalidad entre ciudades con la mejora de las comunicaciones y la finalización de la N-630; la reducción de ayudas europeas y la pequeña dimensión y densidad, así como tener una economía débil que no permite consolidar el desarrollo de los últimos años pudiendo ser sensible a que le arrebaten su actual liderazgo.