La escombrera de ripios de las Cuestas de Orinaza sufrió ayer el segundo incendio de consideración en poco más de un mes. Los bomberos del servicio municipal tuvieron que emplear cerca de cinco horas para controlar el fuego y fue necesario que una máquina tapase con tierra las chimeneas de humo que se formaron entre los vertidos porque con el agua no se podían apagar y la única forma de extinguirlas era asfixiándolas.

Los bomberos recibieron el aviso a las nueve de la mañana, aunque al parecer el fuego se había originado al menos una hora antes. Manuel Llera, presidente de la Asociación de Transportistas de Contenedores de Obra de Extremadura (Atranscoex) no tenía dudas de que el incendio había sido "clarísimamente intencionado", aunque los bomberos no confirmaron este extremo.

Los transportistas reconocieron que aunque en la escombrera se han producido en otras ocasiones pequeños fuegos, nunca habían sido de la magnitud del de ayer y, mucho menos del que se originó el 12 de septiembre, que fue provocado según confirmó el alcalde, Miguel Celdrán. "No sabemos qué intereses puede haber, pero este también es intencionado porque han prendido donde el fuego puede tirar hacia arriba", insistió Llera mientras observaba cómo trabajaban los bomberos.

Los transportistas se quejaron de que a este lugar acude mucha gente en busca de chatarra que en otras ocasiones han provocado fuegos y que también se vierten materiales que no son ripios, lo que facilita las llamas se expandan con más rapidez.