Aunque la última obra del escritor, periodista e investigador Javier Sierra es La ruta prohibida , todo el mundo le pregunta y le habla de La cena secreta , la novela que publicó en el 2004 y que le ha convertido en el primer español que ha entrado en el top ten de la lista de los más vendidos de Estados Unidos.

Este autor, centrado en investigar los supuestos enigmas del pasado, no pasó ayer desapercibido en la Feria del Libro de Badajoz, donde los pacenses hicieron cola para que les firmase un ejemplar de este libro, que se ha editado en 40 países y del que lleva vendidos más de tres millones de ejemplares.

La diferencia entre un libro y otro radica, según dijo, en que La cena secreta es su última novela, "y las novelas siempre tienen más éxito que los libros de no ficción". Y La ruta prohibida es una investigación que explica "qué hay de verdad y de ficción en toda mi trayectoria literaria". Este último libro, según su autor, era necesario para el lector "porque era la manera de darle los elementos y las claves para que hiciera una lectura compensada y crítica, y que se sumara a mi propia investigación". Porque lo que Sierra desea es que los lectores investiguen con él y compartan su pasión.

Aunque no todo han sido éxitos, también ha recibido críticas, al ser acusado, en ocasiones, de tratar temas sin suficiente rigor, algo que él mismo desmiente. "Los libros que he escrito de investigación, no de novelas, han sido muy racionales, aporto todas las fuentes bibliográficas, no oculto nada, no me invento nada, no especulo, sino que lo argumento, y en ese sentido me siento tranquilo porque abogo por un pensamiento abierto, no crédulo y muchas veces más crítico que el de los propios críticos, así que lo llevo bien".

A pesar de ello, acepta la crítica si es sana y constructiva, "si tiene una perspectiva, como ocurre en muchos casos con estos temas, de carácter inquisitorial, no la tengo en cuenta".

Sin embargo, La cena secreta todavía no le ha granjeado ninguna crítica importante desde la vertiente religiosa, según confesó, "y creo que es porque el libro se escribió desde una perspectiva muy equilibrada, no pone en cuestión la fe del lector".

La trama se desarrolla durante la creación de La Ultima Cena de Leonardo da Vinci y plantea cuáles pudieron ser las verdaderas fuentes de Leonardo para pintar la obra y la posible relación del pintor con los cátaros. "Cuestiona la fe de Da Vinci, que no fue un buen cristiano".

El próximo enigma en el que trabaja se sitúa entre Jerusalén y El Cairo, aunque no quiso desvelar más.