Decía una amiga hace días que Badajoz es una de las pocas ciudades, o quizás la única, en la que los hombres escupen en la calle, algo que extraña sobremanera a aquellos que vienen de fuera de la ciudad. Es frecuente ver a hombres, de diferente tipo y condición, --jóvenes, ancianos, gordos, flacos, modernos, chapados, ´curritos´ y no tan ´curritos´--, que sueltan, algunos con cierto garbo, un escupitajo en medio de la acera, sin mirar siquiera quién pasa a su lado. A este especimen pacense se suman los amantes de los animales, de los niños, y del tabaco, que, sin ningún complejo, dejan por la calle porquerías de todo tipo.

Mientras esto sucede en las calles de la ciudad, nuestros políticos se enfrentan buscando soluciones a la limpieza de Badajoz. Es indiscutible que la ciudad está sucia, en general, y algunos de sus rincones malolientes. Creo que los ciudadanos son los responsables, por ello no estaría demás que el ayuntamiento empezara a darles algunas lecciones de civismo a través de campañas informativas y de concienciación ciudadana, buscando fórmulas imaginativas y no muy costosas. ¿Por qué no reconocer que los pacenses somos un poco incívicos?.